Cleveland, E.U.
Joe Burrow pasó su infancia como la mayoría de los niños que crecieron en un Ohio, obsesionado con el futbol americano, la cuna de la NFL.
Aprendió el abecedario y las tablas de multiplicar en la escuela. Afuera Burrow recibió lecciones sobre Paul Brown, Jim Brown, Boomer Esiason, Bernie Kosar, la celebración conocida como Ickey Shuffle y la sección del graderío que llegó a conocerse como Dawg Pound.
Este jueves en la noche, Burrow podrá conectarse con sus raíces.
La primera selección del pasado draft, reinante ganador del trofeo Heisman y quizás el quarterback que podría cambiar la fortuna de Cincinnati, disputará su primer partido en cancha ajena cuando los Bengalíes visiten a los Browns de Cleveland para renovar una rivalidad de la que Burrow aprendió cuando era joven.
“Conozco la historia detrás”, dijo. “Estoy emocionado por mi primera vez”.
La presentación del jugador de 23 años en la llamada “Batalla por Ohio” llega en una fecha significativa, el centenario del inicio de la liga en Canton, localidad de ese estado, el 17 de septiembre de 1920, cuando con una reunión inició todo.
Burrow debutó la semana pasada ante Los Chargers con un resultado esperado. Cometió errores, demostró la misma capacidad de adaptación que lo llevó de ser la tercera opción en Ohio State a campeón nacional con LSU y dejó a los Bengals cerca del triunfo. Al final, fallaron un gol de campo que hubiera forzado el tiempo extra y perdieron 16-13.
En su primer touchdown, Burrow realizó un acarreo de 23 yardas. Completó 23 de 36 pases para 193 yardas, pero mejoró casi al final con 8 de 11 pases completos para 70 yardas en su serie ofensiva
“En mi opinión jugué terriblemente tres cuartos y medio, después estuve en mi nivel en la última serie y casi ganamos”, dijo Burrow.
Los Browns estarán buscando cualquier nota positiva tras perder 38-6 ante Baltimore, una derrota que amargó cualquier ilusión sobre el potencial del equipo con el entrenador de primer año Kevin Stefanski.
Cleveland se vio anulado por los balones perdidos, las faltas y las patadas falladas. ¿Suena conocido?
Fue sólo un partido, pero realmente uno muy malo que elevó la presión sobre Stefanski, quien no contó con el beneficio de una pretemporada normal para arreglar rápido las cosas.