Brasilia, Brasilá
El Tricampeonato del mundo se esfumó en diez minutos.
A México le sobró corazón y suerte en el Mundial Sub 17 de Brasil 2019, pero ayer eso no fue suficiente ante el anfitrión, que se impuso 2-1 al Tricolor para coronarse campeón del mundo por cuarta vez en esta categoría.
Con el travesaño de su lado y la misma suerte que apareció ante Holanda en las Semifinales, el Tri sobrevivía una vez más, la primera seña de que algo especial se podría dibujar en el Estadio Bezerrao.
No fue un partido limpio en defensa, porque México era incapaz de sacar las pelotas que colgaba el punzante Yan Couto desde la lateral derecha, veneno puro para los centrales Víctor Guzmán y Alejandro Gómez.
A puro empuje, el Tri se las arregló para mantener su arco en cero y tirar atrás a Brasil, justo cuando Josué Martínez tomó a Peglow para anularlo.
El duelo se equilibró al final del primer tiempo, con México vivo de milagro y pegando en el inicio del complemento con Eugenio Pizzuto, que centró preciso para que González rematara de cabeza y así pusiera el 1-0 al 66’.
El partido se tornó como un reto de supervivencia, otra vez con el agobio de Brasil por las bandas, el Tri desesperado por alejar el balón de su área cometió un pecado que lo condujo a la tragedia. La barrida de Gómez sobre Veron, que a primera instancia no pareció nada hasta que el VAR la calificó como penal.
Kaio Jorge marcó la pena máxima al 84’ y el Tri no se volvió a levantar.
El impacto de aquella decisión le pegó fuerte a los jugadores del “Chima” que descolocados y desconcentrados cedieron nuevamente al 93’, a dos minutos del final, cuando Lázaro se coló al área chica y remató un centro de Yan Couto, el mismo que tantos problemas dio en el primer tiempo, para marcar el gol que valió el título brasileño.
El VAR le rompió el corazón al Tri, un superviviente que desde los Octavos de Final jugó siempre contra los pronósticos y que ayer ya no encontró un final feliz en Brasilia, tierra donde se gestaron la mayoría de sus milagros en esta Copa del Mundo.