Ciudad de México
Cuando todo indicaba que los Chiefs lograrían su tercera visita consecutiva al Super Bowl, una pandilla de hambrientos Bengalíes les demostró que con entrega, talento y corazón se supera a cualquier rival, aunque se apellide Mahomes, y la escuadra de Cincinnati logró su pase al juego por el título de la NFL al ganar 27-24.
Luego de una dramática serie ofensiva de Kansas City, que les permitió empatar el partido a 24 puntos en el último segundo y mandar el duelo a tiempo extra, parecía que veríamos una calca del duelo entre Jefes y Bills.
Y es que al igual que en aquella ocasión, Patrick Mahomes guió a los Chiefs al empate en los últimos segundos, luego, ganó el volado y tenía la ventaja de que si llevaba a su equipo a la zona de anotación, dejaría tendido en el terreno a su rival.
Pero esta historia fue diferente, la defensa de los Bengalíes había mutado, no quedaba nada de esa unidad medrosa que en el primer medio permitió 21 puntos.
Rápidamente, los Jefes enfrentaron una tercera y 10 desde su yarda 25, Mahomes buscó a Tyreek Hill en la zona profunda, pero la defensa hizo una gran cobertura, que culminó con la intercepción de Vonn Bell, quien puso el balón en la yarda 45 de los Bengalíes.
De ahí, Joe Burrow, QB de segundo año, encabezó el ataque de Cincinnati, y con el apoyo de su corredor, Joe Mixon y de su receptor estelar, Ja’Marr Chase, llevó el balón hasta la yarda 14, desde donde Evan McPherson logró el gol de campo para el pase al Super Bowl LVI.
De nada le sirvió a Kansas tener una ventaja de 21-3 en el segundo medio, tampoco el jugar en casa, mucho menos que el Arrowhead sea uno de los estadios más ruidosos de la NFL, al final, el hambre de los Bengalíes superó a Mahomes, Kelce y compañía, quienes ahora verán el juego por el título de la NFL desde casa.