Acusan que cobro de piso no termina

Citricultores de Michoacán viven la peor crisis económica y de inseguridad de la historia

APATZINGÁN, Mich.

Citricultores del valle de Apatzingán denunciaron que continúa la extorsión a productores, empacadores y comercializadores de limón a manos del grupo criminal Los Viagras.

Acusaron que hay empresarios que han desistido del apoyo de las autoridades y continúan con el pago a las organizaciones delictivas, con lo que estos grupos financian sus actividades ilegales.

"El que permitamos más extorsiones y el que no denunciemos o no nos sumemos a las acciones de las autoridades, seguirá fortaleciendo a los grupos criminales", señaló uno de los empresarios.

Explicó que los productores limoneros de Michoacán viven la peor crisis económica y de inseguridad de la historia.

Dijo que la diferencia de pago a los agricultores en cada región o municipio obedece a las tarifas de extorsión que impone cada grupo criminal.

Reveló que antes el crimen organizado cobraba la extorsión a través de algunas asociaciones de limoneros, en las que tenían enquistados a sus jefes de plaza y eran los encargados de recibir "la cuota".

Ahora, detalló, "se exige un pago por kilo comprado a los empaques o industrias. Ellos [los delincuentes] te mandan halcones para ver cuánto están comprando y sobre eso te exigen el cobro, argumentando que son dueños de sus áreas".

Lamentó el hecho de que todavía hay quienes pagan la extorsión propinada un severo golpe a la cadena productiva del limón.

Explicó que sólo 20 de 70 empresas empacadoras de limón han contratado seguridad, y el resto, incluso, rechazan —tal vez por amenazas— las acciones de las autoridades.

"Ellos pagan su extorsión negociada con los mismos grupos delincuenciales, se convirtieron en industrias pasivas, que no están actuando más que para descontarle al agricultor la cuota, sin hacer un esfuerzo de contratar elementos de seguridad y eso nos afecta a todos", dijo.

Enfatizó que otra de las consecuencias de pagar cuota al crimen organizado es el precio tan castigado que le pagan el productor, de entre 3 y 5 pesos por kilogramo.