Chihuahua
Los dos campamentos improvisados se encuentran del lado estadounidense, a pocos metros del muro fronterizo, después del afluente, a la altura de la llamada "Puerta 36", en donde Estados Unidos acondicionó un acceso por la alambrada.
En ese punto, a diario llegan cientos de migrantes que viajaron, principalmente en tren, desde el centro del país hasta la frontera entre México y EU.
Quienes se encuentran antes del alambre de púas son migrantes que esperan que la Guardia Nacional de Texas abra una puerta habilitada en la misma alambrada y les permita formarse en la segunda "aldea" y así estar un paso más delante en su meta de lograr el "sueño americano".
Los migrantes se instalaron ahí para evitar ser detenidos por agentes del INM, ya que al estar del otro lado del río, ya no pueden arrestarlos para retornarlos a la frontera sur de México.
"Están esperando ahí porque tienen miedo de Migración, dicen que Migración está atajando a la gente de este lado y la gente tiene miedo", señala el venezolano David Elías Petit.
SUFREN HAMBRE
Los que ya pasaron al otro lado de la alambrada, esperan formados que lleguen los camiones de la Patrulla Fronteriza para ser procesados. En la fila sufren hambre y sed; apenas están protegidos con sábanas o cobijas y en algunos casos con alguna casa de campaña.
Debido a que un intenso calor ha pegado en los últimos días, personas que ya estaban en la fila y con un número, decidieron salirse para acudir a comprar agua y comida en una tienda de conveniencia de Ciudad Juárez, cercana al río.
Unos, para no perder su lugar bebieron agua sucia del afluente porque Estados Unidos no les proporciona ni bebida ni alimento.
RECLAMAN
NO DAN AGUA NI PA´ LOS NIÑOS´
Mientras esperan ser procesados por las autoridades norteamericanas, las personas migrantes enfrentan una nueva prueba: resistir en la fila sin agua ni alimentos bajo un intenso sol, frío por las noches y hasta lluvia.
No todos lo logran y algunos optan por salirse. "El que no tenga agua allá se muere", advierte un migrante que desertó.
Algunos se organizan y encargan a compañeros que aún no están formados que les compren agua; otros, de forma solidaria, compran galones, recogen botellas tiradas, las llenan y avientan del otro lado de la cerca a los que están en la fila, pero el esfuerzo alcanza a muy pocos.