CIUDAD DE MÉXICO.- Al robo de energía eléctrica que le cuesta a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) 30 mil millones de pesos anuales se suma otro huachicoleo hormiga, silencioso, que la empresa no reporta públicamente, pero que en los primeros nueve meses del año le costó otros 75 millones de pesos.
Se trata del robo de toda clase de equipo: materiales, herramientas, rieles, placas, clavos para durmientes, cronómetros, controladores de carga, tanques de gas, mangueras, cable conductor de cobre, teléfonos fijos, equipos de cómputo, impresoras, laptops, video proyectores, sistemas de aire acondicionado, pantallas, conectores zapata de cobre, cuchillas y válvulas de llenado de tanque, entre otros.
También le roban tubería, malla ciclónica, vehículos, centros de carga para alimentación eléctrica, antenas, fuentes de poder, gabinetes fotovoltaicos, cámaras de termografía, remolques, piezas de acero de torres de transmisión y equipos DVR de grabación. Todo lo que puedan sacar para luego venderlo en el mercado negro o a los propios competidores de la CFE.
De acuerdo con fuentes de la empresa que pidieron no ser citadas para evitar conflicto con el Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM), por la naturaleza de lo que se sustrae “pueden ser los propios trabajadores” y, en menor medida, terceras personas.
La información a la que EL UNIVERSAL tuvo acceso muestra que prácticamente todos los centros o instalaciones de la empresa productiva del Estado son víctimas del saqueo hormiga, de esta otra especie de huachicoleo en la que pueden estar involucrados otros grupos delincuenciales que operan dentro de la firma, conformados por los trabajadores electricistas activos, jubilados o que están ligados a delincuentes externos.