Ciudad de México
México ha registrado su primer fallecimiento por hepatitis aguda infantil. Se trata de un niño de tres años originario de Tulancingo, en el Estado de Hidalgo, que había sido internado bajo sospecha de tener la enfermedad, cuyo origen se desconoce. Las autoridades sanitarias estatales confirmaron el deceso esta semana y enviaron una muestra de análisis al Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (Indre) después de descartar que estuviera infectado con los tipos conocidos de hepatitis. El subsecretario de Salud federal, Hugo López-Gatell ha dicho que es el único paciente que cumple la definición de caso y ha lamentado la muerte. “No es ni la primera tampoco será la última defunción relacionada con hepatitis en México ni en ninguna parte del mundo”, ha señalado López-Gatell, en declaraciones que recoge el portal Uno Noticias. El funcionario dio a conocer el martes que se habían detectado 21 casos en territorio mexicano, pero ha estimado que para este viernes ya haya entre 25 y 30 niños con la enfermedad.
El menor había tenido que ser trasladado al Hospital de La Raza, uno de los más grandes del país, después de que su cuadro se agravó. El niño estaba a la espera de un trasplante de hígado en la institución a cargo del Instituto Mexicano del Seguro Social, pero falleció en la madrugada del miércoles, informó Alejandro Benítez, secretario de Salud de Hidalgo. “Este niño resultó negativo a todos los tipos de virus de hepatitis viral que se conocen, por lo tanto queda clasificado ya como un niño que presentó hepatitis aguda grave de causa desconocida”, dijo Benítez a RadioFórmula. “Estamos a la espera de que el Indre informe oficialmente la noticia, pero en efecto, el menor falleció por hepatitis aguda infantil”, agregó. El Estado del centro del país tiene otros cuatro casos sospechosos de la enfermedad, cuyas muestras aún están bajo estudio.
La hepatitis aguda infantil provoca una inflamación en el hígado. Tiene síntomas como diarrea, vómito, fiebre, dolor muscular y, sobre todo, ictericia, una coloración amarilla en los ojos y en la piel, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). La enfermedad fue reportada por primera vez en el Reino Unido el pasado 5 de abril, pero no está claro si es un padecimiento “nuevo” o había sido pasado por alto por la baja incidencia de casos. La OMS ha emitido una alerta sanitaria desde hace más de un mes para que los países intensifiquen las labores de detección y los esfuerzos para identificar las causas. El objetivo de conocer el origen es emprender acciones específicas para mitigar la propagación y prevenir casos graves.