Ciudad de México
Al acercarse al sitio de donde provino el sonido, observaron a Alejandro en el sótano del Museo y entendieron que había caído desde el elevador panorámico.
"Nos dimos cuenta por el ruido, pero pensamos que a lo mejor habían aventado como un costal o algo pesado", comentó una persona que pasaba por ahí.
El hombre tendido tenía 40 años y era un técnico de Schindler, una empresa que ofrece mantenimiento a elevadores y escaleras eléctricas.
Portaba casco, arnés, botas industriales y estaba rodeado de las cuerdas a las que estaba anclado, pero algo sucedió y se precipitó. No sobrevivió.
Las primeras hipótesis señalan que trabajaba por fuera del ascensor a una altura aproximada de 50 metros y que el sistema de seguridad falló.
Antes de azotar en el suelo, también se golpeó con un barandal y con la parte baja del elevador.
Ambas estructuras son de metal y cristal templado, pero no resistieron el impacto.
El accidente ocurrió el miércoles hacia las 9:00 horas, cuando el recinto aún estaba cerrado al público y afuera algunas personas se ejercitaban o paseaban con sus perros.
Adentro sólo estaban algunos guardias de seguridad, quienes llamaron a los servicios de emergencia.
Enseguida llegaron policías turísticos, paramédicos del ERUM y bomberos, pero el trabajador ya había muerto.
Cuando los peritos cargaban su cadáver en una camilla para subirlo a la ambulancia forense, su hermano llegó para identificarlo.