Reportan dos pueblos secuestrados por narcos

Sufren retenes, muertos y control de teléfonos y alimentos

Ciudad de México

"Mire, aquí usted no puede entrar porque hay retenes del narco antes de llegar al pueblo. Y si por algún milagro logra entrar, pues ya no va a poder salir. Al menos no con vida". Quien habla es un líder religioso habitante de Frontera Comalapa, un pueblo limítrofe con Guatemala, en el sur de México. Cuando el periodista le pregunta si podría salir a un pueblo cercano para tener una reunión en algún lugar seguro para platicar, el religioso, que ha aceptado conversar por teléfono bajo la condición de proteger su identidad, responde:

—Es que, mire, la gente que vive aquí y logra salir es porque ya nunca va a volver.

Desde hace al menos dos años, en la frontera sur de México, los pueblos de Frontera Comalapa y Chicomuselo, a apenas 25 kilómetros de distancia entre sí, se han convertido en el epicentro de la guerra entre los dos carteles más poderosos en esta región. Estos dos pueblos, de los que antes se escuchaba hablar poco o nada, se han vuelto comunes en las portadas de los periódicos debido a la crueldad con que el narco ha castigado a su población y a las muestras de poder que han hecho públicamente. Como la narco-caravana con hombres armados que se paseó entre aplausos en las afueras de uno de estos dos pueblos o el desfile de camiones artillados y blindados creador por el narco llamados "monstruos".

EN MEDIO DE UNA GUERRA

Aquí estamos en medio de una guerra. ¿Usted sabe cómo es una guerra? De noche se va la luz y empiezan a sonar los disparos, los bombazos. Una guerra. Eso— dice el religioso.

El más reciente hecho de violencia que atormentó a esta zona ocurrió este lunes en el ejido Nueva Morelia, Chicomuselo, donde un enfrentamiento entre carteles dejó un saldo de 11 muertos, entre ellos dos mujeres, según confirmó la Fiscalía General del Estado de Chiapas.

De acuerdo con activistas locales, al igual que en Frontera Comalapa, en Chicomuselo el narco también ha establecido retenes en todos sus accesos manteniendo a ambas poblaciones prácticamente bajo secuestro.

SITUACIÓN DE SECUESTRO

"Por lo menos desde 2021 la población de esos pueblos permanece en una situación de secuestro. Lo que nos cuentan las personas con la que logramos hablar es que estas estructuras criminales controlan sus servicios de electricidad, telefonía y hasta de alimentación porque al tener cerradas las vías de acceso, los negocios se están desabasteciendo de alimentos", explica Dora Roblero, directora del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, conocido en la región como Frayba. "El supermercado Aurrera de Frontera Comalapa cerró porque ya no tiene cómo acceder a alimentos. Por eso, la población tiene que buscar a donde encontrar estos alimentos. Lo tiene que hacer en los momentos que abren el paso, y eso es cuando las estructuras criminales lo deciden", añade.

Tanto los activistas como algunos reportes de prensa local que citan a pobladores de estos municipios aseguran que las estructuras de narcotráfico tienen bloqueadores de señal para evitar que la gente pueda hacer uso de sus teléfonos celulares o de internet, lo que incrementa la zozobra tanto para los que están dentro como para sus familiares que han logrado escapar.

Consultados por este medio, activistas, miembros de la Policía Federal y periodistas locales aseguraron que es imposible entrar o salir de Frontera Comalapa o Chicomuselo. Y menos en los últimos meses en que la violencia y los enfrentamientos en ambos municipios se han recrudecido.

VIOLENCIA NO ES EXCLUSIVA

La violencia en ambos pueblos no es exclusiva en esta región. Al menos desde 2019, los dos carteles más poderosos de México, El Cartel de Sinaloa y el Cartel Jalisco Nueva Generación, se disputan el estado fronterizo de Chiapas. De acuerdo con información de la secretaría de la Defensa (Sedena), este estado fue controlado durante al menos la última década por Sinaloa, pero recientemente la incursión de su contrincante ha provocado enfrentamientos en los que han muerto ya cientos de inocentes.

El estado de Chiapas es importante para el crimen organizado en México por una cuestión logística. Lo atraviesan al menos cinco rutas terrestres, dos aéreas y dos marítimas del narcotráfico, según datos de la Sedena. Por aquí también pasan varias rutas de migrantes que viajan rumbo a Estados Unidos, a quienes el crimen ve como una mercancía más.