Se reencuentran 77 años después

Todo estaba listo para un gran acontecimiento familiar en una casa de la Colonia Pedregal de Santo Domingo, en San Nicolás

Monterrey, NL

Globos rosas, letras doradas con la palabra "bienvenida", celulares con suficiente pila para tomar fotos, buena señal de internet para transmitir en vivo, música de fondo y diferentes guisos de comidas.

Sólo restaba esperar a que el reloj avanzara para el gran encuentro.

Doña Agustina Muñoz Rodríguez, de 96 años, esperaba sentada en su mecedora a que llegara su hija Amparo Torres, a quien había visto por última vez en 1947, cuando era una niña de 5 años.

Después de 77 años, madre e hija se reencontrarían en una historia que ellas consideran como un milagro.

SEPARACIÓN DOLOROSA

Agustina Muñoz nació en 1928 en Aguscalientes en un hogar humilde. Tenía sólo 12 años cuando se casó y a los 15 tuvo a su primogénita, a quien nombró Amparo.

Cuando los problemas llegaron a su matrimonio, su marido le pidió el divorcio y se llevó con él a "Amparito".

Él se quedó con la custodia y le impidió a su ex esposa -una adolescente en ese momento-, que no tuviera relación con su hija, porque eran de diferentes clases sociales.

Sin comprender porqué le negaron ver a su hija, Agustina salió de Aguascalientes y estuvo en diferentes ciudades del País e incluso vivió en Estados Unidos.

Pasó el tiempo y la mujer hizo su vida. Tuvo tres hijas de un matrimonio, luego enviudó, viajó a Monterrey y tuvo seis hijos más.

Amparo, a su vez, se casó y tuvo 6 hijos y más de 20 nietos.

Separadas durante 77 años las dos rehicieron su vida, se perdieron el rastro, pero nunca se olvidaron.

EN LA BÚSQUEDA

Desde pequeña, Diana Karolina escuchaba que su abuela Amparo contaba cómo había sido separada de su madre.

La curiosidad la llevó a buscar en redes sociales el nombre de Agustina Muñoz, su bisabuela.

Encontró varias pistas, pero tuvo que contratar a un investigador privado para dar con el domicilio de la mamá de su abuela.

Ella estaba en Aguascalientes, por lo que le pidió a su hermana Yessica, quien vive en Monterrey, que fuera a la casa para corroborar que era la de su familiar.

La búsqueda dio frutos y el miércoles 25 de septiembre se alistaron para darle la gran noticia a su abuela... ¡habían encontrado a su mamá!

EL REENCUENTRO

Ayer, la señora Amparo llegó a Monterrey, después de un largo viaje en carretera desde Aguascalientes.

Su familia le dijo que venían a la boda de un familiar, porque no sabían como reaccionaría con la noticia.

Doña Agustina, en cambio, ya sabía que se reencontraría con ella porque sus otras hijas le contaron la noticia.

Sentada en su mecedora, la mujer de 96 años esperaba impaciente el reencuentro.

En el trayecto hacia la casa localizada en la Colonia Pedregal de Santo Domingo, Amparo recibió la noticia que volvería a ver su mamá después de 77 años.

Y finalmente, el encuentro llegó. Las dos se abrazaron con fuerza, se miraron a los ojos y lloraron.

"Qué crueles fueron con nosotros mamá", dijo conmovida Amparo.

"¿Por qué nos apartaron?", respondió Agustina.

"Siempre estaba pensando en encontrar a mi mamá", recordó Amparo, "yo lloraba mucho por ella, pero ahora lloro de felicidad, los milagros existen porque los caminos de Dios no son los del hombre".

"Y yo estoy muy orgullosa de ti", decía doña Agustina mientras se fundían en prolongado abrazo, "es un milagro, me la quitaron desde chiquita y ahora está aquí conmigo".

Así, abrazadas y con lágrimas, las dos mujeres se unieron tras más de siete décadas de estar separadas, aunque nunca perdieron la fe de reencontrarse.

"Como nos fuimos a ver otra vez", dijo la madre, "a lo mejor ya nos vamos a ir", remató, provocando la risa de toda la familia.