WASHINGTON
A 13 días de que termine su mandato, el presidente Donald Trump finalmente aceptó la realidad en medio de crecientes conversaciones sobre una posible destitución, y reconoció que se irá pacíficamente luego de que el Congreso confirmó su derrota.
En un video desde la Casa Blanca, el mandatario condenó la violencia perpetrada en su nombre durante la víspera en el Capitolio federal. Y luego, por primera vez en cámara, admitió que su presidencia terminaría pronto, aunque no mencionó al presidente electo Joe Biden por su nombre ni dijo explícitamente que había perdido.
“Un nuevo gobierno arrancará el 20 de enero”, manifestó Trump en el video. “Mi atención se centra ahora en garantizar una transición de poder tranquila, ordenada y sin problemas. Este momento requiere sanación y reconciliación”. El discurso, que parecía estar diseñado para sofocar las discusiones sobre una posible destitución, se produjo al final de un día en el que el acorralado presidente estuvo fuera de la vista del público en la Casa Blanca. Luego de haber sido silenciado en sus canales de comunicación favoritos, observó las renuncias de varios de sus principales aliados, incluidas las de dos secretarias del gabinete federal.
Y mientras los funcionarios escudriñaban las secuelas de la toma del Capitolio por parte de una turba de simpatizantes de Trump, había una creciente discusión de someterlo a un juicio político por segunda vez o invocar la 25ta Enmienda para destituirlo.
La invasión del edificio del Congreso, un poderoso símbolo de la democracia de la nación, sacudió a los republicanos y a los demócratas por igual. Batallaron en torno a cuál es la mejor manera de contener los impulsos de un presidente considerado demasiado peligroso para controlar sus propias redes sociales, pero que sigue siendo el comandante en jefe del ejército más poderoso del mundo.
“No estoy preocupado por las próximas elecciones, estoy preocupado por superar los siguientes 14 días”, dijo el senador republicano Lindsey Graham, uno de los más acérrimos aliados de Trump. Condenó el papel del mandatario en los disturbios del miércoles y dijo: “Si algo más pasa, todas las opciones están sobre la mesa”.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, declaró que “el presidente de los Estados Unidos incitó una insurrección armada contra Estados Unidos”. Señaló que Trump era “una persona muy peligrosa que no debería seguir en el cargo. Esto es urgente, una emergencia de magnitud mayúscula”.
Ninguna de las opciones para retirar a Trump del cargo parecía ser algo probable, debido a que queda poco tiempo en su mandato para juntar a los miembros del gabinete necesarios para invocar la enmienda o para organizar las audiencias y el proceso necesarios para un juicio político. Pero el hecho de que esas drásticas opciones fueran siquiera objeto de discusión en los pasillos de poder de Washington, sirvió como una advertencia para Trump.
Los temores en torno a lo que un presidente desesperado podría hacer en sus últimos días en el cargo se propagaron en la capital de la nación y más allá. Incluso había especulaciones de que Trump podría incitar a más violencia, realizar nombramientos precipitados, emitir indultos imprudentes —incluso para él y su familia— o hasta desencadenar un incidente internacional desestabilizador.
El video del presidente, que fue publicado el jueves luego de que se terminó la suspensión de su cuenta de Twitter, fue completamente distinto al que había subido apenas 24 horas antes, en el que le dijo a la violenta turba: “Los amamos. Son muy especiales”. Su negativa a condenar la violencia provocó una avalancha de críticas y, en el nuevo video, finalmente censuró “la anarquía y el caos” de los manifestantes.
En cuanto a sus sentimientos por dejar el cargo, dijo a la nación que “ser su presidente ha sido el honor de mi vida”, al tiempo que insinuó su regreso a la arena pública. “Nuestro increíble viaje apenas está comenzando”, afirmó.