San Fernando, Tam
El décimo aniversario de la masacre de los 72 migrantes en la bodega abandonada del Huizache pasó desapercibida por parte principalmente de organismos no gubernamentales, al no celebrarse ninguna ceremonia de aniversario del horrendo crimen que conmocionó al mundo entero.
Los inmigrantes 58 hombres y 14 mujeres, procedentes en su mayoría de Sudamérica fueron amordazados y colocados por sus ejecutores alrededor de las paredes de la bodega abandonada, para posteriormente rocíalos con “plomo”.
El cobarde muyltihomicidio se registró entre el 22 y 23 de agosto del 2010, consternando a la sociedad internacional, al conocerse la noticia de la barbarie cometida por delincuentes armados en la bodega del rancho el Huizache, localizado sobre la brecha la 90 que conduce al ejido 6 de enero.
La bodega se ubica a 22 kilómetros de la brecha, hacia el noreste de la cabecera municipal, acceso que es poco transitado por los pobladores de esta localidad.
BODEGA MALDITA
Habitantes de comunidades rurales aledañas al rancho el Huizache dicen que cuando tenían la necesidad de parar cerca de la bodega escuchaban ruidos extraños, gemidos y sollozos, pero al paso del tiempo al tratar de entrevistarlos sobre el particular se negaban a decir lo que habían externado en confianza.
Uno de esos personajes dijo lo siguiente: “No me ponga en peligro, cómo quiere que le diga el infierno que viví ahí, cuando tuve la necesidad de parar ahí por una necesidad fisiológica, aparte del miedo que aún me invade, no quiero que mi nombre aparezca, porque no busco problemas con nadie, solo soy un simple ranchero”.
A la fecha los presuntos responsables de la muerte de los 72 migrantes se encuentran detenidos y procesados por el detestable delito y pobladores de San Fernando y el mundo entero, aun se horrorizan cuando recuerdan este lamentable hecho.
En el interior de la bodega se encuentra un madero en forma de cruz que tiene colocadas 72 cruces que representan cada uno de los migrantes asesinados a manos de un grupo delincuencia, así como los vestigios de una camioneta.
SE FUERON CIENTOS DE FAMILIAS: PADRE
San Fernando, Tam.
Hilario del Pozo Noyola, presbítero de la Parroquia San Fernando, aseguró que del 2010 al 2014, cientos de familias emigraron a otras localidades de la entidad y de la República, huyendo de la guerra que mantenían grupos delincuenciales antagónicos.
En ese lapso emigró casi la mitad de la población de San Fernando, quienes buscaban mejores condiciones de seguridad, un empleo digno, así como una mejor educación para sus hijos, dijo.
Después de cuatro años de una guerra sin cuartel en esta zona de la entidad, algunas familias comenzaron a retornar a la ciudad y tratar de continuar con su ritmo de vida habitual en 2014.
Reveló que en esta localidad no hay una familia que no haya sido lastimada por la inseguridad, familiares y amigos. “En esos tiempos de incertidumbre y de tristeza brindé, como iglesia, el apoyo moral y espiritual que se necesitaba”, refirió.
Aunque se negó a profundizar en ese tema, de todos es sabido que el padre Hilario participó como mediador en diversas contingencias que se presentaron en San Fernando, cuando nadie quería interceder por su prójimo. Él, cumpliendo con su ordenamiento y formación lo hizo, “logrando con la ayuda de Dios solucionar todas las dificultades que se le presentaron”.
Agregó el presbótero que los migrantes padecen de hostigamiento, “cuando deberíamos de ser solidarios con quien busca mejorar sus condiciones de vida, abandonado su familia, cultura y raíces”, advirtió.