La escasez de cerveza y otras bebidas alcohólicas en esta frontera, han provocado un aumento considerable en los casos de atención por adicciones, conflictos familiares, cuadros de ansiedad o depresión que experimentan los consumidores.
La psicóloga Astrid Zapata Espinoza, del Centro de Atención Primaria en Adicciones (CAPA) indicó: “La estadística si va en aumento, ya que mantenemos atención telefónica por la pandemia, son dos grupos los que tenemos identificados, quienes ya son adictos y los que no, entre los problemas está la dependencia o la relación que tienen con estas sustancias hacía la felicidad, piensan que sin ellas no podrán pasar momentos agradables”.
Entre los síntomas que enfrenta un adicto a las bebidas alcohólicas se encuentra la incapacidad para limitar lo que consume, acompañado de intentos fallidos por dejar de tomar, así como nauseas, sudación, temblores, abandono de actividades laborales y pasatiempos.
Desde hace un par de semanas La Tarde ha reportado como los anaqueles de centros comerciales, tiendas de autoservicio, depósitos y comercializadoras carecen de bebidas embriagantes, además de evidenciar las filas que se forman, de parte de ciudadanos interesados en comprar los productos.
Al respecto, Zapata Espinoza hizo un llamado: “En vez de pensar en lo que no tienen, la atención debería estar en lo que existe, la familia, el bienestar, la salud, es momento de hacer un ejercicio también financiero, cuánto se invierte en este tipo de sustancias y para qué destinarse este recurso, cuando lo hagan su panorama será otro”.
El personal especializado en la salud mental de CAPA también se enfoca a tratar conflictos familiares por el aislamiento, derivados de la convivencia diaria.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco, más de un millón 700 mil personas son adictas a las bebidas alcohólicas en nuestro país, la mayoría hombres.