Durante la primera quincena de agosto se registró el periodo de mayor incremento en el arribo de migrantes a Reynosa, ya que la cifra paso del 2 mil 800 personas en el 31 de julio a 3 mil 300 con corte del 15 de agosto.
El incremento directo de 500 migrantes se ve reflejado también en las listas de quienes buscan asilo político en Estados Unidos, de acuerdo con el encargado del albergue “Senda de Vida” esto mantiene las atenciones en calidad de saturadas, limitando el ingreso por el tamaño del lugar.
“Pensábamos que iban a disminuir la cantidad de personas migrantes en estos días debido a las nuevas políticas migratorias que anuncio Donald Trump, pero la verdad es que ha pasado todo lo contrario, llegaron más en un periodo muy corto, lo que nos parece alarmante, porque en todo el año no se había visto algo así”.
Por semana parten un promedio de 10 migrantes desde Reynosa rumbo a Estados Unidos, después de ser llamadas por el gobierno extranjero para analizar su estadía legal, motivada por una solicitud de asilo.
El trámite oscila entre 1 y 2 meses de espera, en su mayoría es solicitado por mujeres, niños y familias.
Aunque el llamado no representa garantías de que podrán trabajar o vivir en aquella nación.
“Les hablan pero para hacer un análisis del perfil del solicitante, es decir, ven las causas, por lo pronto, están en un refugio para migrantes allá, hay que recordar que apenas hace unos meses cambiaron los motivos de asilo, ahora solo aceptan a quienes huyen de la trata de personas, a quienes ya se las habían negado en otro país o quienes vienen de países sin tratados internacionales, es casi imposible”.
MIGRACIÓN CIRCULAR
Cundo una solicitud de asilo en Estados Unidos es rechazada, el migrante es deportado, pero en la mayoría de los casos regresan a las fronteras de México, Silva reconoció que se han registrado casos en los que una persona que ya estuvo en Reynosa sea deportada a la misma ciudad o a otra cercana.
“Es muy común que Estados Unidos los llame y al mes estén de regreso, volviendo a intentarlo, lo que pasa es que los deportan a Matamoros o a Nuevo Laredo entonces ellos se sienten más cómodos aquí, se regresan, entonces es una migración que nunca termina y nosotros pagamos eso”.