En la ciudad existe un aproximado de 700 establecimientos que operan sin utilizar trampas de grasa lo que genera taponamientos en las tuberías de drenaje, fugas y posteriormente caídos.
A decir de la regidora Yéssica López Salazar, integrante de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado, se está trabajando para que los responsables y empleados de los comercios fijos y semifijos que se dedican a la venta de alimentos, se abstengan de arrojar la grasa a la red de drenaje sanitario, toda vez que esto repercute directamente en daños a los ductos de aguas residuales.
Señaló que además muchos de los emprendedores que venden alimentos en el primer cuadro de la ciudad los preparan en sus viviendas ubicadas en las colonias de la periferia y al no contar con el equipo necesario para extraer la grasa evitando que caiga a las alcantarillas se originan los problemas en la red.
"Cocinan muchas veces en su casa y venden en algún otro lado, puede ser que vendan en el centro y cocinen en la Juárez y la idea es que ataquemos esa parte para que las calles no estén con las aguas negras brotando".
La secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente del municipio inició con un programa para entregar 200 trampas de grasa a negocios informales que se dediquen a la venta de alimentos, a fin de evitar el daño que ocasiona la grasa generada por estos negocios en la ciudad.
"Se trata de poner en reglamento a los restaurantes y a los vendedores, y que empiecen con este cuidado del medio ambiente y del cuidado del agua, no tiene ningún costo la trampa" comentó.
La funcionaria señaló que el 50 por ciento de los reportes de fugas de aguas negras se derivan de obstrucciones generadas por grasas atoradas y para esto el municipio tiene que disponer de 7 unidades vactor, mismas que son rentadas con un costo de mil pesos por hora.