La necesidad de llevar alimento a casa obligó a José Antonio Galicia, quien tiene más de 20 años como lustrador de calzado en Reynosa a cortar nopales, pelarlos y cortarlos en su lugar de trabajo, para no llegar con las manos vacías.
Ante la falta de clientes y poca afluencia de personas en la zona centro, donde se ubican los lustradores, describe su necesidad, ya que son 6 las personas que dependen de él. “Tengo mi esposa y mis hijos, necesito llevarles comida, la verdad es que jamás habíamos enfrentado una crisis económica tan grave, todo el día he pensado qué vamos a comer, por eso corte nopales, es necesidad, no puedo llegar a casa sin nada”.
Al verlo limpiar nopales sus compañeros se asombran pero se solidarizan, entienden lo difícil que es llevar dinero a casa, pues están en la misma situación.
Desde que en Reynosa se pusieron en marcha medidas de salubridad y aislamiento por el Covid-19 el tránsito de ciudadanos por la zona centro es muy poca, por lo que si llegan a tener suerte, atienden a 1 persona al día, lo que representa ganar 30 pesos.
Su lugar de trabajo es la plaza Miguel Hidalgo donde hay por lo menos 20 lustradores.
Aún y con todos los retos, Galicia no piensa dejar de trabajar. “No puedo darme el lujo de quedarme en casa, ojalá fuera tan afortunado, yo tengo que venir, tener fe en que llegarán clientes, aunque sea ganar 30 pesos para comprar tortillas y frijoles”.
Los lustradores de calzado no cuentan con un sindicato y tampoco forman parte de ningún programa de estímulos.