En un hecho histórico para la comunidad católica de la región, la Diócesis de Matamoros-Reynosa celebró por primera vez, en más de 65 años, la Misa Crismal fuera de su sede tradicional. El solemne rito, uno de los más importantes del calendario litúrgico, se llevó a cabo en la concatedral de Nuestra Señora de Guadalupe, en Reynosa.
La Misa Crismal, presidida por el obispo diocesano, Eugenio Andrés Lira Rugarcía, reúne a todos los sacerdotes de la diócesis en comunión con su pastor, en un acto que simboliza la unidad del presbíterio y la renovación de sus promesas sacerdotales. En esta celebración se bendicen los óleos sagrados que se utilizarán durante todo el año en los sacramentos: el óleo de los catecúmenos, el óleo de los enfermos y el Santo Crisma.
"Esta se llama Misa Crismal porque el obispo bendice el óleo de los catecúmenos, el óleo de los enfermos y el Santo Crisma, que se utiliza para varios sacramentos y que nos recuerda que estamos unidos a Jesús. Él nos comparte el Espíritu Santo para que seamos hijos de Dios, hermanos unos de otros y vivamos conforme a esta dignidad, amando y haciendo el bien", explicó monseñor Lira Rugarcía.
La celebración se enmarca dentro de las actividades litúrgicas de la Semana Santa, un periodo en el que la Iglesia Católica recuerda los momentos más significativos de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Todo comienza con el Domingo de Ramos, que conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. A partir de ahí, los días santos invitan a los fieles a participar en procesiones, misas y momentos de oración profunda.
El Jueves Santo se conmemora la institución de la Eucaristía durante la Última Cena. "Vamos a contemplar a Jesús, cómo antes de partir de este mundo inventó una forma de quedarse para siempre con nosotros instituyendo la Eucaristía. Y para que ésta se pudiera celebrar en todo el mundo y en todas las épocas, compartió su sacerdocio único y eterno con sus apóstoles", señaló el obispo.
El Viernes Santo, miles de fieles participan en el tradicional Viacrucis, una representación simbólica del camino de Jesús hacia la cruz, reviviendo su sacrificio con devoción. "Precisamente, el Viernes Santo, Él nos demuestra que sí se puede. A pesar de ser azotado, coronado de espinas y crucificado, Jesús siguió amando y perdonando. Consciente de que ese no era el final, dijo: ´Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu´", expresó monseñor Lira.
Todas estas celebraciones se realizan en el contexto del Jubileo 2025 convocado por el Papa Francisco, con el propósito de renovar la fe y promover una transformación espiritual en el mundo.
El Sábado de Gloria, durante la Vigilia Pascual, los fieles participan llevando agua para bendecir y un cirio, símbolos del bautismo y de la resurrección de Cristo. "El agua nos recuerda nuestro bautizo, el día en que morimos al pecado y resucitamos con Jesús a la vida nueva del amor. Y el cirio recuerda que Él ha resucitado venciendo las tinieblas del pecado, del mal y de la muerte", explicó el obispo.
La histórica Misa Crismal en Reynosa marca un hito para la diócesis, al tiempo que fortalece la unión entre sus comunidades y renueva el compromiso de los fieles con los valores del Evangelio.
El obispo de la Diócesis Matamoros Reynosa, Eugenio Andrés Lira Rugarcía bendijo los óleos sagrados.