El próximo mes se cumplirá un año desde que migrantes comenzaron a invadir la Plaza de la República de Reynosa, y a pesar de los planes de movilidad que se han previsto desde lo local, estatal y federal, ninguna estrategia ha designado una fecha para moverlos.
El sitio solía ser una área gran verde, con jardines, mobiliario de metal y un quiosco donde se realizaban ceremonias binacionales, por ejemplo; el abrazo entre los alcaldes de esta frontera y el Valle de Texas.
Debido a su cercanía con el puente internacional Reynosa-Hidalgo albergaba gran cantidad de vendedores ambulantes de alimentos, bebidas y novedades.
Pero ahora todo eso fue reemplazado por cientos de casas de campaña, tendederos de ropa que inician en las ramas de árboles, baños portátiles, cocinas improvisadas con tanques de agua desde los alrededores.
“Son varios los proyectos que se tienen previsto para desplazar a esta comunidad a un refugio y que no estén en las calles, principalmente por los retos y carencias que están enfrentando, nosotros trabajamos con asociaciones, si todo sale bien, para finales de este mes podríamos iniciar”, comentó Ricardo Calderon Macías, delegado local del Instituto Tamaulipeco para los Migrantes (ITM).
Los migrantes han recurrido a este sitio debido a la saturación de los albergues oficiales, que redujeron su capacidad en la pandemia.
En marzo del 2021, la Plaza de la República tenía una comunidad de 200 extranjeros, en su mayoría provenientes de Centroamérica, tras ser deportados de Estados Unidos.
Pero en la actualidad las cifras han rebasado los 3 mil 500. “Son muchas las personas que están llegando, familias enteras con menores de edad, mujeres embarazadas, todos están buscando asilo en Estados Unidos pero cada caso se ve desde lo particular, es un proceso tardado”, agregó Macías.
Vivir en este campamento es una experiencia extrema, se duerme en colchonetas soportando frío, calor, lluvia o fuertes vientos.
El alimento se obtiene de donativos o se elevará a través de los mismos.
Desde las azoteas de oficinas comerciales de alrededor, la invasión migratoria es aún más visible, los techos de plástico y cartón de las sobresalen.
“Sabemos que no son condiciones ni calidad de vida para una persona, por eso también algunos ya denunciaron e ingresaron a programas de retorno, todas las necesidades son más obvias en las calles, pero esperemos pronto poderlos mover y que ellos también acepten, porque todo será voluntario”.
Mientras tanto, esa imagen de migrantes en la plaza y de cientos de menores jugando entre los alrededores, es la primera que se observa desde el ingreso a Reynosa por el condado de Hidalgo, Texas.