La devoción y la esperanza se encuentran cada año en el Día de la Virgen de Guadalupe, y para Juan Martínez González esta fecha es mucho más que una celebració: es el recordatorio de una promesa que nunca dejará de cumplir.
Su hija Mayté Robles Acosta, cuyo nacimiento estuvo marcado por la incertidumbre, es hoy una señal viva de agradecimiento y fe.
Fue en ese momento crítico cuando él y su familia le hicieron una promesa a la Virgen de Guadalupe.
"Ella se me puso muy malita cuando iba a nacer, pues si se libraba o no se libraba le prometimos mucho a la Virgen que la protegiera y la cuidara, y a eso venimos cada año, a que le dé gracias a la Virgen que está con vida y está bien", dijo.
Con su hija a su lado, Juan trae a la Virgen una ofrenda de gratitud llena de amor y devoción.
Mayté Robles Acosta, su hija, es hoy el testimonio de una promesa cumplida, camina junto a su padre y su sonrisa refleja el milagro por el cual su familia viene a dar gracias año tras año.
La Virgen de Guadalupe, la madre de todos los mexicanos, sigue siendo para muchos el refugio en tiempos de angustia y la esperanza cuando todo parece perdido.
"Que estamos superagradecidos y es la madre de todos los mexicanos", finalizó.
Ayer, la concatedral se convirtió en un mar de esperanza, donde los creyentes, con lágrimas en los ojos y sonrisas en el rostro, cumplen sus promesas y agradecen a la Madre de México.