Cada vez es más intensa la pestilencia que despiden las aguas del gran foco de infección en que está convertido el dren Reynosa y son familias de colonias situadas a uno y otro lado las que tanto de día como de noche las consecuencias del problema.
Además del hedor del líquido residual que circula por el afluente y que afecta lo mismo a personas que viven en la Ribereña, Del Valle, Riberas del Bosque, Riberas de Rancho Grande, Leyes de Reforma y otras más, el lugar está abarrotado de hierba tanto en su lecho así como también en los taludes.
No hay autoridad de ningún nivel que haya encontrado la forma de reducir la intensidad del nauseabundo olor que invaden las áreas pobladas ubicadas a metros del lugar donde pasa el dren.
A unos pasos del mismo opera una escuela particular en la Del Valle y sus alumnos también respiran los malos olores que se esparcen en el medio ambiente.
Una escuela primaria de gobierno también y un jardín de niños, ambos de gobierno, también sufren por las mal olientes aguas y pese a ello ninguna dependencia ha puesto interés en combatir el problema que es mayor en épocas de calor.
La gente que vive en sitios cercanos dicen que cuando se incrementa el nivel de la pestilencia, tienen que cerrar puertas y ventanas para que no entre a sus viviendas.