Rita y Esteban se ven felices, más ella que él, no tienen miedo y le dan la bienvenida a todos a su "casa".
-Ven, nos van a tomar una foto, dice Rita apurando a Esteban, quien posa sólo para darle gusto a ella.
-¡No!, grita Rita, tome otra foto pero ahora con mi ´baby´. Y levanta a la mascota de menor tamaño que la acompaña.
Son originarios de Agua Dulce, Veracruz, pero se enamoraron de Reynosa. Han vivido en terrenos baldíos, casas abandonadas o en la calle, pero siempre juntos y siempre sonriendo.
En la esquina de la Avenida Juan B. Tijerina y la calle Epigmenio García hay una casa abandonada. No hay puertas que impidan el acceso pero tiene servicio de agua potable.
Es común ver hombres que entran al porche a lavar motocicletas y bicicletas. También a rellenar botes de plástico con agua. No hay vigilancia.
Casi a diario se forma un charco de agua.
Por la Avenida Juan B. Tijerina la maleza cubre los accesos de la vivienda. Tanta hierba hace que la basura que corre por el viento se detenga y se forme pequeños montículos de deshechos.
La puerta principal esta por la calle de Epigmenio García. Hay una reja oxidada. Tiene protector de ventanas, pero no hay vidrios que proteger. Basura tirada en el suelo y polvo dan el recibimiento a todos los que quieren pasar.
En una habitación pintada con grafiti esta escrito: "Solo es libre el hombre que no tiene miedo".
Es una construcción en ruinas en donde habita una pareja y sus amigos que no tienen trabajo ni porvenir. Viven de juntar basura para revenderla en centros de reciclaje. Comen cuando pueden y cuando pueden lo comparten con perros callejeros, que abandonados por sus amos encontraron una casa que les da el amor que les negaron.
Quizá locos, pero felices.