La comunidad migrante que espera desde Reynosa obtener asilo en Estados Unidos ha acumulado varios meses con el trámite en pausa, lo que empeora el panorama de saturación de la casa de asistencia “Senda de Vida”, donde más de mil personas están recluidas.
Menores, mujeres embarazadas, padres que dejaron a su familia en sus países de origen, llevan hasta año y medio buscando un cruce legal.
“No tenemos una respuesta como quisiéramos para estas personas que huyen de situaciones de violencia, de inseguridad, son muchísimos, aquí hay al menos mil, pero en las listas hay dos mil o más, vienen y se inscriben, hay quienes están en las calles o en casas de renta, nosotros como asistencia solo podemos vincular y avisar cualquier avance“, comentó Hector Silva, director del refugio.
Las medidas de cuidado ante el Covid-19 aparecen como la principal razón de tardanza, así como un cambio a las políticas del gobierno extranjero e incremento en las solicitudes en el último año.
Una situación que también ha empeorado las condiciones de vivienda y alimentación de los migrantes, ya que en marzo del 2020 cuando todo inició la comunidad recluida en Senda de Vida apenas ascendía a 350 personas, mientras que en la actualidad, rebasa las mil. “Quisiéramos recibirlos a todos pero no tenemos capacidad, ahorita estamos pidiendo que se anoten y conforme vayan saliendo los migrantes se les de un espacio, tenemos ciudadanos de Honduras, Guatemala, El Salvador, algunos llevan más del año aquí, otros de recién llegada”.
En lo que respecta a la cantidad de mujeres embarazadas que están en este proceso, personal del refugio comentó que la lista asciende a 42, algunas a días de entrar en labor de parto.
LA TARDE documentó el caso de Mayuli Meza, una mujer hondureña que salió de su país embarazada con cinco meses y medio de gestación, que emprendió el viaje hacía Estados Unidos vía terrestre, llegando a Reynosa a finales de agosto y que la primera semana de noviembre dio a luz a una niña.