"Nos quieren quitar nuestro sustento"

Pide don Luis Domínguez a las autoridades municipales se toquen el corazón

A sus 64 años de edad, don Luis Domínguez García, originario de la Colonia Tamaulipas en Reynosa, ha sido testigo del cambio y de la lucha constante por sobrevivir a través de su oficio como comerciante.

Desde hace más de 40 años, su vida cambió cuando una operación de hernia lo obligó a dejar atrás su trabajo en la construcción, buscando una alternativa, se trasladó a las inmediaciones del Puente Internacional Reynosa-Hidalgo, donde comenzó a vender dulces, hoy, junto a otros más de 60 comerciantes, enfrenta la incertidumbre ante la amenaza de ser desalojados por las autoridades.

Don Luis, al igual que otros vendedores, señala que las autoridades municipales les han pedido que se trasladen a la plaza de la ciudad, pero él asegura que allí no logran vender sus productos.

"Nos quieren quitar nuestro sustento, no es justo lo que estamos viviendo. Pedimos que las autoridades se toquen el corazón y no nos retiren. Buscamos una oportunidad de trabajar, necesitamos comer", expresó.

En sus palabras, la venta que realizan en las inmediaciones del puente internacional es la que les permite ganarse la vida, especialmente porque la mayoría de sus clientes son turistas que cruzan hacia Estados Unidos.

"Aquí es donde nos compran la gente de a carro, no obligamos a nadie, los compradores ven la mercancía y preguntan cuánto vale si les gusta", agregó.

El panorama no es diferente para otros comerciantes de la zona. Omar Santiago Sánchez, de la colonia Nuevo México, compartió su experiencia:

"Somos poco más de 60 familias que trabajamos aquí. Pagamos alrededor de 80 pesos diarios por estar en este lugar. Hemos sido retirados por las autoridades y ahora trabajamos con miedo de acercarnos. Lo único que queremos es ganarnos la vida honradamente", mencionó con preocupación.

Según Sánchez, el mismo municipio les otorgó un permiso para trabajar en la zona, pero la situación cambió cuando fueron desalojados recientemente, luego de presentarse algunos conflictos entre los vendedores.

"Ahora nos quieren quitar nuestro lugar, tememos que nos quiten nuestra mercancía. No somos delincuentes, solo trabajamos para llevar el sustento a nuestras familias", expresó con angustia.

La situación de estos comerciantes refleja la lucha diaria por mantener sus fuentes de ingreso en un entorno difícil. Mientras tanto, la comunidad pide a las autoridades locales que reconsideren su decisión y permitan a los vendedores continuar con sus actividades en la zona que, aseguran, es el único lugar donde logran vender sus productos.