Aunque las recientes lluvias han sido intensas en la zona urbana, el campo tamaulipeco no ha recibido la cantidad necesaria de agua para asegurar el desarrollo óptimo de sus cultivos, así lo reportaron productores rurales, quienes señalaron que la escasa precipitación en áreas agrícolas pone en riesgo la producción de sorgo y maíz.
"Ahorita, la siembra está decaída, el sol la sofoca, en la ciudad llovió mucho, pero en el campo apenas cayó una pulgada y media. Aun así, la planta sigue creciendo, el sorgo ya está en floración y otros ya están espigados", explicó Juan Gabriel Armendáriz, líder del sector campesino, quien se mantiene con la esperanza en nuevas lluvias. "Con que nos caiga una lluviecita durante la próxima semana eso podría salvar una mejor cosecha".
Según el líder agricultor, dijo que aunque las plantas han alcanzado la fase de espigamiento, la falta de humedad puede tener consecuencias graves en el rendimiento final. "Si no llueve, el sorgo no va a alcanzar el peso necesario. El grano será vano, muy liviano, porque no se llena bien por falta de agua", detalló.
Se estima que en esta temporada hay cerca de 60 mil hectáreas sembradas entre sorgo y maíz en la región, por lo que las lluvias de finales de abril o principios de mayo son clave para lograr una cosecha favorable. La trilla está programada para finales de mayo o principios de junio, por lo que los agricultores consideran que aún hay una ventana corta, pero decisiva, para que las condiciones climáticas mejoren y permitan un cierre de ciclo productivo más alentador.