La sexualidad es una parte muy importante del crecimiento de una persona; y la adolescencia, una etapa clave para su desarrollo. Es importante hablar del tema sin miedos y con naturalidad.
Por otro lado, la familia es el grupo nuclear más básico en nuestra sociedad, es el grupo social en el que la mayoría de personas se desarrollan y establece una intermediación entre el individuo y la sociedad. Partiendo de esto, las actitudes y comportamientos de los adolescentes estarán en gran parte mediados y determinados por las relaciones y comunicación establecidas con su núcleo familiar.
Durante la adolescencia aumentan los riesgos, cualquier problema puede ser de importante trascendencia o repercusión y a la vez se debilita la capacidad de control e influencia por parte de la familia hacia el/la adolescente. Es también en esta etapa vital cuando, fruto del desarrollo físico y mental, se empieza a buscar el contacto sexual y pueden llegar las primeras relaciones sexuales.
La sexualidad es clave para el desarrollo de la identidad y es muy importante recibir una educación sexual para establecer conductas sexuales saludables que se mantengan a lo largo del tiempo. La educación sexual es un derecho según la Asociación Mundial para la Salud Mental, y aunque se confía en las instituciones académicas para dársela a los hijos, es importante mantener una comunicación con ellos y ellas para poder tratar estos temas con normalidad.
En este artículo vamos a comentar la importancia de hablar sobre sexualidad con hijos adolescentes y daremos algunos consejos para establecer una mejor y más sencilla comunicación para que no resulte vergonzoso para nadie tratar estos temas.
¿QUÉ FUNCIÓN TIENEN LOS PADRES EN LA EDUCACIÓN SEXUAL?
Sin embargo, la educación sexual no debe ser algo exclusivo de la escuela. Los padres deben ser adecuadas figuras de apego, que propicien en sus hijos la capacidad de establecer vínculos saludables con las personas con las que se relacionen. Para ello, deben mostrar a sus hijos confianza, estima y afecto, siendo modelos aceptables y dando valor a los vínculos afectivos y la intimidad y a las relaciones igualitarias tanto en el ámbito sexual como en el social.
También es importante considerar a los padres como protectores de riesgos reales e imaginarios, dando la información y capacidad a sus hijos de, por ejemplo, detectar abusos o de, por lo contrario, no llevarlos a cabo. Por ello, en una conversación sobre sexo con un hijo, los padres deben responder a sus preguntas, pero también adelantarse a los sucesos evolutivos más importantes que se acercan a la vida de sus hijos. No se debe perseguir la sexualidad infantil saludable, sino hablar abiertamente de ella y tratar también los riesgos que puede entrañar, dejando abierta la puerta para pedir ayuda y comunicarse en caso de que lo necesiten en un futuro.
CÓMO EMPEZAR A HABLAR SOBRE EL SEXO CON TU HIJO ADOLESCENTE
Puede ser normal que cueste iniciar una conversación de sexo entre familiares, pero lo que debería ser más complicado es evitar hacerlo. Es fácil que el sexo aparezca en muchas partes: noticias, redes sociales, anuncios, series de televisión... Puede ser una buena forma utilizar esto para comenzar a hablar del tema. Algunos consejos a tener en cuenta:
1. CUIDADO CON SER INTRUSIVO/A
Aunque puedas encontrar puntos de conexión para hablar de esto con tu hijo/a en series de televisión o películas, por ejemplo, asegúrate de si es un buen momento para sacar el tema o si podría hacerle sentir fuera de lugar o incomodarle.
2. SÉ SINCERO/A
Es normal que te puedas sentir incómodo/a y también es buena idea que se lo comuniques a tu hijo/a, es normal que sea algo nuevo para ambos y puedes hacerle sentirse comprendido e identificado con más facilidad.
3. CONSIDERA SU PUNTO DE VISTA
Déjale hablar también y no centres la conversación únicamente en lo que tengas que decir tú.
4. NO TE QUEDES EN UNA SOLA CONVERSACIÓN
No pienses que por hablar sobre sexualidad una vez es suficiente. Es importante dejar la puerta abierta a tus hijos/as por si tuviesen más dudas o preguntas en el futuro.
TEMAS COMPLICADOS ACERCA DE LA SEXUALIDAD
Debes saber que estas conversaciones pueden llevar a dudas o preguntas que puedan ser complicadas de responder. Por ello, es importante que te informes sobre la sexualidad y sus formas de expresión y, en caso de no saber responder algo, no lo evites o te lo inventes. Es positivo comunicar que no sabes sobre algo para aprender juntos. Algunos temas a abordar pueden ser:
1. ¿CUÁNDO ES EL MOMENTO APROPIADO PARA MANTENER RELACIONES SEXUALES?
Muchos y muchas adolescentes se pueden sentir confusos/as sobre cuándo es "normal" empezar a tener relaciones sexuales. Hay muchos factores como la presión social o la soledad que influyen en la decisión de comenzar a tener relaciones sexuales. Es importante que refuerces la idea de que el momento apropiado para mantener relaciones sexuales es en el que se sienta cómodo/a y seguro/a de ello, y que no hay problema por esperar si así lo prefiere.
2. EL CONSENTIMIENTO
Debes transmitir a tu hijo/a la idea de que solo sí es sí. Debe saber que no se puede forzar a nadie a tener relaciones sexuales y también identificar cuándo alguien les está presionando para hacerlo.
3. DIVERSIDAD SEXUAL
Es normal que la exploración sexual lleve a plantearse orientaciones sexuales diferentes a las normativas. Es muy positivo que refuerces en tus hijos la diversidad y que busques información sobre esta si no tienes todo el conocimiento. Reaccionar de forma negativa a estos temas puede resultar en miedos o rechazos de tu hijo/a hacia sí mismo/a y también hacia ti. La aceptación familiar es un factor protector muy importante en estos casos.
AUNQUE NO SE HABLE DE ELLA, LA SEXUALIDAD SIGUE EXISTIENDO
Para terminar y como una conclusión, aunque evites hablar sobre sexualidad con tu hijo o hija, el sexo seguirá estando ahí. Recibir una educación sexual deficitaria puede resultar en un problema importante en el desarrollo integral de tus hijos/as.
Si no les ayudas tú a resolver dudas o sentirse comprendidos, buscarán la información en otras partes, y esto puede ser peor que no hablarlo con ellos y ellas directamente.