El lunch, ese refrigerio que los niños llevan para comer en la escuela, debe formar parte de una dieta planeada. Los nutriólogos recomiendan una dieta de tres comidas y dos colaciones; el lunch escolar podría corresponder a una de estas últimas cuya importancia consiste en ayudar a mantener activo el metabolismo, conservar el cuerpo con energía y evitar las sensación de hambre.
La coordinadora de Programas de Nutrición de la División de Promoción de la Salud del IMSS, Rosa Yáñez Neri, señaló que los refrigerios saludables evitan el sobrepeso y sus complicaciones desde edades tempranas de la vida. Agregó que el lunch debe contar con todos los grupos alimenticios que contribuyen al desarrollo de los menores y resaltó que no es un sustituto del desayuno ni de la comida.
La experta sugirió a los padres tomarse el tiempo de planear alimentos y optar por preparados en casa, en vez de darles dinero a los niños, pues comer de manera desordenada a lo largo del día podría causar baja energía y obesidad.
En la planificación del lunch se debe tomar en cuenta que un niño, por lo regular, está en constante movimiento y que su actividad física y mental demanda que tenga las calorías suficientes para desarrollarse. Por otro lado, su estómago no es del tamaño del de un adulto, por lo que necesita porciones pequeñas pero con suficiente aporte calórico.
Para que un lunch escolar sea adecuado para un niño, se recomienda cumplir con los siguientes aspectos:
1. Enviar porciones suficientes.
2. Incluir alimentos ricos en fibra.
3. Evitar que contenga una alta cantidad de grasas y azúcares.
4. Incluir líquidos, pues la hidratación de los niños es igual de importante. Es mejor que sea agua natural, pues los jugos envasados normalmente tienen más azúcar que fruta.
5. Procurar que sea una comida que le agrade y resulte atractiva al niño.
Es común que los niños pidan golosinas o alimentos con alta proporción de azúcares o grasas (como jugos, dulces, galletas, pastelillos o similares). En ese sentido es importante evitar etiquetar estos productos como buenos o malos y más bien enseñarles a consumirlos. Es decir, hay que mostrar a los menores que no tiene nada de malo comer golosinas siempre y cuando sea en cantidades moderadas y los demás alimentos del día sean más saludables y balanceados.
Por último, recuerda que la base de la alimentación saludable se encuentra en la variedad y la moderación.