¿Cómo prevenir el abuso sexual infantil desde casa?

Consejos para reforzar la prevención del abuso sexual a través de estrategias de crianza

A pesar de que el abuso sexual infantil es un tema bastante tabú en nuestra sociedad, cada vez empieza a haber más consciencia sobre esta situación. Las cifras disponibles actualmente en relación con el número de víctimas son alarmantes. El 20% de la población infantil, es decir, 1 de cada 5 infantes ha sufrido, está sufriendo o sufrirá algún tipo de abuso sexual.

Precisamente por ello,** debemos poner todo cuanto esté de nuestra parte para intentar prevenir este tipo de situaciones**. Es cierto que no podemos controlar todos los aspectos y que habrá situaciones que se escapen de nuestras manos como padres, profesores, tutores, etc. Sin embargo, por impactante y doloroso que pueda ser para algunas personas es necesario hacer el máximo de prevención posible.

A lo largo de este artículo hablaremos de qué es, o qué se considera, abuso sexual infantil. Seguidamente, hablaremos de diferentes puntos clave para la prevención de los abusos, como son la educación, la comunicación, la supervisión, el acompañamiento y el manejo de las redes sociales. Finalmente, también abordaremos los principales signos de alerta para poder actuar cuanto antes en caso de ser necesario.


¿QUÉ ES EL ABUSO SEXUAL INFANTIL?

Se considera abuso sexual infantil, también conocido como ASI por sus siglas, cualquier actividad de caracter sexual realizada con niños por parte de adultos o menores más mayores y poderosos (con más "autoridad") que la víctima. El repertorio de actividades que se consideran abusivas son amplias y diversas.

Por un lado, podríamos destacar aquellas en las que hay un contacto directo como podrían ser las carícias o besos inapropiados, la penetración, el sexo oral y/o anal y, en definitiva, cualquier tipo de conducta en la que haya un contacto físico con una intención sexual por parte del/a abusador.

Por otro lado, debemos tener en cuenta también todas aquellas conductas que no implican un contacto físico directo, pero que sí generan un daño en la víctima. Estas pueden incluir acciones como exponer al menor a material pornográfico o hacerle partícipe de alguna forma, espiar al niño o la niña en situaciones privadas, el exhibicionismo, etc.

Es importante tener en cuenta que en este tipo de situaciones hay un claro desequilibrio de poder. De hecho, en algunas ocasiones se ejerce fuerza física o amenazas. En la mayoría de ellas hay un patrón de manipulación y engaño por parte del perpetrador hacia la víctima.

Otro dato realmente alarmante que no podemos obviar es el hecho de que el 85% de los casos de abuso sexual infantil ocurren dentro del entorno familiar. Es decir, el/la abusador/a es una figura referente en la que confía y a la que quiere. De ahí la importancia de integrar bien los signos de alerta para poder solventar la situación con la mayor rapidez posible.


EDUCACIÓN EN CASA BASADA EN LA COMUNICACIÓN ABIERTA

Hay ciertos temas que, como resultado de haber sido tabú durante muchas décadas, pueden ser algo complejos de abordar para algunos padres, madres y tutores/as. Sin embargo, es crucial que hablemos con los infantes sobre las partes que conforman sus cuerpos y les ayudemos a poner nombres reales y apropiados para cada una de esas partes.

Que los niños y las niñas puedan nombrar las partes de su cuerpo facilitará que puedan explicar con mayor precisión lo que han vivido si es necesario. Para que esto pueda darse, es imprescindible que a nivel familiar se cree un ambiente basado en la confianza y libre de juicio donde la comunicación sea abierta y el niño/a se sienta seguro/a para compartir sus experiencias.

Otro aspecto esencial es trabajar con nuestros hijos/as los límites. Es importante que entiendan que tienen derecho a decir que "no" si algo les incomoda y, por supuesto, ayudarles a entender que hay ciertas partes de su cuerpo que nadie debe tocar porque son privadas.

Es esencial explicarles que mamá o papá tocan determinadas partes simplemente para limpiarlas, pero que otras personas no pueden hacerlo. En este sentido, también es importante que respetemos los momentos en los que no quieren dar besos o abrazos a determinadas personas, por ejemplo.

Un aspecto esencial en este punto es el hecho de evitar los secretos. Si desde casa integran que no hay secretos porque se puede hablar de las cosas que les pasan y les preocupan libremente, será más fácil que a ellos/as mismos les salte la alarma si alguien intenta mantener ciertas dinámicas en secreto.


SUPERVISIÓN Y ACOMPAÑAMIENTO

Si bien no podemos —ni debemos— controlar todos los aspectos de la vida de nuestros infantes, es importante que haya cierta supervisión y acompañamiento en su día a día. No queremos privarles de oportunidades para experimentar y explorar el mundo, pero sí queremos asentar las bases para que lo hagan de la forma más segura posible.

En este sentido, es interesante invertir tiempo en conocer a las personas que forman parte del entorno cercano de nuestro hijo/a y pasan tiempo con él. Además, es favorecedor para el vínculo que nos interesemos por sus amigos y vínculos.

Una estrategia que puede ser realmente útil para usar con niños/as un poquito más mayores es la implantación de una palabra clave que solo se conozca a nivel familiar. Esta "seña" se puede usar en determinados momentos en los que el/la menor se esté sintiendo incómodo/a y quiera que sus padres le recojan.


MANEJO DE LAS REDES SOCIALES

Puesto que vivimos en la era digital, es elemental que acompañemos a nuestros hijos e hijas. Por ello, debemos explicarles cuáles son los riesgos y peligros que pueden encontrar en las redes sociales. Además, es crucial que se establezcan reglas y límites de uso de los dispositivos electrónicos y las redes sociales.


SIGNOS DE ALERTA

Ser víctima de abusos sexuales genera un fuerte impacto en las personas que los sufren. A continuación se exponen algunos de los principales signos de alerta que pueden observarse en los infantes:

Pesadillas y/o problemas de sueño.

Miedos extremos o miedo generalizado. También puede darse miedo ante la presencia de determinadas personas.

Dificultad para expresar sentimientos.

Cambios en los patrones alimentarios.

Incremento de la irritabilidad, ira o agresividad.

Cambios en el rendimiento académico.

Evitar a ciertas personas.

Conocimientos o conductas sexualizadas, inapropiadas para la edad.

Alteraciones en el lenguaje y/o la motricidad.

Ideación o intentos suicidas.