Actualmente el carbón activado se añade a todo: desde en mascarillas faciales hasta en pasta de dientes y se vende ya incluso en el supermercado en forma de cápsulas, tabletas y en polvo.
El carbón activado puede definirse como un aditivo -que se usa más en forma de polvo en la cocina y la mixología-, que se obtiene de ‘quemar’ a altas temperaturas algunos materiales relacionados o parecidos a la madera, pero que son comestibles, como puede ser el bambú, las cáscaras de nueces, los huesos de aceituna o la cáscara del coco; esta última es el material más utilizado para obtenerlo.
Una vez carbonizados estos materiales, van a un proceso de oxidación,, a este último paso es al que se debe lo ‘activado’ del carbón y lo que le otorga una gran porosidad y, por tanto, capacidad de absorción.
Sus cualidades detox se derivan precisamente de su porosidad, esto lo convierte en una especie de esponja que absorbe algunas toxinas, por eso es frecuente su uso en los filtros de agua, por ejemplo.
Gracias a esta propiedad, durante mucho tiempo se ha usado en los hospitales en el tratamiento de envenenamiento accidental o sobredosis de drogas. La administración de este carbón -en dosis adecuadas y en el momento justo- reduce la cantidad de venenos que absorbe el paciente. También es la razón por la cual sirve para acelerar la curación (y rápida desaparición) de barros y espinillas.
Sin embargo, la dosis que consumimos en los alimentos es muy baja, y sus efectos de absorción de toxinas son, entonces, mínimos. Hasta ahora, el único beneficio que se ha comprobado realmente es en la reducción de la producción de gases en el intestino, pero aún esto está en duda.
El carbón activado ni siquiera interactúa en forma eficiente con el alcohol, así que tampoco sirve para aguantar más, ni para curar la cruda, como muchos aseguran.
Algunos de los alimentos que más frecuentemente incluyen este ingrediente son jugos, limonadas y otras bebidas, cafés latte y capuccino, macarons, smoothies y smoothie bowls, helados, cocteles, pan, dulce y salado, la masa de la pizza, y las hamburguesas, todos muy fotografiables.
En lo que a mixología se refiere, todos sabemos que la estética juega en ella un importante papel, porque a nadie le gusta beber cocteles que se vean feos. El carbón activado añade a los “drinks” un tono oscuro y casi ningún sabor, por lo que se ha convertido en un elemento irresistible para los bartenders, quienes le han sacado el máximo provecho, creando verdaderas delicias ‘negras’.
Como sucede con muchos alimentos que se ponen de moda, de acuerdo con el diario inglés “The Independent”, el carbón activado debe su actual popularidad a la industria de la comida saludable, en especial a los sitios de jugos “cold pressed” (extraídos con prensa hidráulica) de California, Londres y Nueva York, donde se usó inicialmente gracias a sus cualidades de absorción de toxinas, lo cual le otorgó la etiqueta de ‘detox’.
Por sí mismo, la verdad es que no añade nada al sabor de un jugo, pero sí le da un color inusual y una grata textura granulosa.
AYUDA A UNA MEJOR DIGESTIÓN
Sus supuestos beneficios a la salud sí tienen algunas bases científicas, pues el carbón activado sí ha sido usado medicinalmente en el pasado, a diferencia de la comida carbonizada, que es considerada como potencialmente carcinogénica (aunque esta afirmación ha sido sometida a debate y actualmente solo se considera a la carne carbonizada como potencialmente dañina).
Hasta no hace mucho, el carbón activado se utilizaba como remedio para la intoxicación alimenticia y el malestar estomacal, pero su efectividad en este sentido, no es mucha. Tomar un jugo con carbón activado puede ser divertido por su textura y color, y probablemente te caiga bien al estómago, pero no te curará de nada.
Actualmente muchos chefs y cocineros están experimentando con platillos con carbón, aunque no sea activado, por su sabor ahumado, ligeramente amargo y terroso, añadiéndolo a platos con base en carne de res -para dar ese sabor de parrilla, sin que tenga que pasar por ahí-, a condimentos como la mayonesa y a bebidas con y sin alcohol.
Los mixólogos también han experimentado con él, creando bebidas con un ligerísimo gusto ahumado. Otros lo utilizan para escarchar las copas, logrando un efecto muy estético.
La actual fiebre por el carbón activado se explica muy fácilmente. Su atractivo se basa en que, para empezar, provee (muy suavemente, eso sí) de los dos sabores del momento: un ligero amargor y umami, el gusto terroso y ahumado que ha sido reconocido hoy como uno de los 5 básicos.
Por otra parte, la popularidad del arte de la gastronomía y todo lo relacionado con ella, y su cada vez mayor alcance y difusión, significa que los chefs y los mixólogos deben ser cada vez más creativos para poder impresionar a los “foodies”, tanto amateurs como profesionales.
El chef Jamie Clinton, del restaurante Shears Yards, en la ciudad de Leeds, en Reino Unido, dijo a “The Independent”: “Hay mucha gente allá afuera que cocina y que ha experimentado con muchas cosas (y nosotros podemos añadir que habrá más después de la pandemia) y el carbón es algo diferente, que llama la atención”.
Aparentemente, gran parte de la atracción es que no tendemos a pensar en el carbón como algo comestible, por lo que es y por cómo se ve, además de que nuestro voraz apetito por la combinación redes sociales-gastronomía-mixología, promueve cualquier ingrediente que haga lucir mejor nuestras fotos, y el distintivo negro oscurísimo de este alimento garantiza una buena imagen que seguramente atraerá muchos likes.