CIUDAD DE MÉXICO
Hoy en día puedes encontrar una amplia oferta en el supermercado de alimentos libres de gluten. Numerosas marcas han incorporado toda una variedad de productos sin este componente que se ha perfilado en los últimos años como uno de los aparentes enemigos de una dieta sana. ¿Qué tan cierto es esto? ¿Realmente es tan malo a pesar de estar presente en muchos alimentos que consumimos a diario? Vayamos por partes.
El gluten es el nombre con el que se le conoce a una mezcla de proteínas que se encuentran presentes en algunos cereales, especialmente en el trigo, la cebada y el centeno. Las principales proteínas que lo conforman son la glutenina y gliadina. De acuerdo con el Departamento de Agricultura de Carolina del Norte, en Estados Unidos, el gluten es el principal ingrediente que conforma la estructura del pan.
Según un artículo de la Fundación Hipercolesterolemia Familiar (FHF), el gluten ha estado presente en la dieta humana prácticamente desde la aparición de la agricultura con la domesticación de ciertos cereales como el trigo, hace ya más de 11,000 años. Estos cereales han sido la base alimenticia de numerosas culturas a lo largo del tiempo.
Entonces, si el gluten ha estado tanto tiempo con nosotros ¿Por qué se dice que es malo?
LA MALA FAMA DEL GLUTEN
De acuerdo con un artículo publicado en el portal universitario Harvard Health Publishing, la mala fama del gluten y la idea de eliminarlo completamente de nuestra dieta proviene de una moda que no se sustenta en evidencia científica.
La tendencia sugiere que sacar alimentos con este ingrediente de nuestra despensa nos proporcionará mayor energía o nos ayudará a perder peso. Lo cual no tiene mucho sentido para el Doctor Daniel A. Leffler, director de investigación clínica en el Centro Celíaco en el Centro Médico Beth Israel Deaconess en Boston, citado en el artículo:
“Las personas que son sensibles al gluten pueden sentirse mejor, pero la mayoría no obtendrá ningún beneficio significativo de eliminar su consumo. Simplemente desperdiciarán su dinero porque los productos libres de este elemento son caros”, sentenció el médico. En su opinión, en realidad las únicas personas que deberían preocuparse por una dieta libre de gluten son aquellas que padecen enfermedad celiaca o sensibilidad al gluten.
La Asociación de Celiacos de Cataluña, en España, describe esta enfermedad autoinmune como una intolerancia permanente al gluten que se adquiere por predisposición genética. Es decir, que se hereda y no necesariamente está vinculada a los hábitos alimenticios de una persona común. El padecimiento hace que las personas no puedan digerir correctamente este ingrediente, causando inflamación y daños en su intestino.
Por otro lado, existen también las personas sensibles al gluten que, aunque no presentan daño en su intestino, sí pueden desarrollar ciertos síntomas como inflamación, dolor de estómago, irritabilidad, etcétera. Es muy importante diferenciar ambas condiciones para que así el médico pueda recetar una dieta adecuada.
La publicación de la Harvard Health Publishing indica además que puede no ser una buena idea eliminar los alimentos con gluten si no se padece alguna de estas condiciones, ya que muchos están también fortificados con vitaminas y minerales necesarios para la salud. Tal es el caso de la vitamina B9, mejor conocida como ácido fólico o la fibra dietética presente en el trigo, necesaria para una buena digestión.
Además, eliminar el gluten también es un reto mayúsculo, ya que no solo se encuentra en alimentos. También está presente en salsas, saborizantes naturales, suplementos de vitaminas y minerales, algunos medicamentos, e incluso pastas de dientes.
Aun así, si crees que puedes padecer alguna de las condiciones anteriormente descritas, o deseas informarte más al respecto, a continuación te dejamos una lista de algunos comestibles que contienen gluten según la Clínica Mayo:
Trigo
Cebada
Centeno
Triticale (una cruza entre el trigo y el centeno)
Avena (en algunos casos que se mezcle con otros cereales)
Cerveza (bebidas a base de cebada)
Panes
Pasteles
Dulces
Pan ácimo
Galletas dulces y saladas
Papas fritas
Salsa de carne
Imitación de carne de res o mariscos
Matzá
Fideos
Carnes procesadas
Aderezos para ensaladas
Salsas, incluida la salsa de soya
Mezclas de arroz condimentado
Refrigerios condimentados, como las papas y los totopos
Carne de ave marinada
Caldos o mezclas de sopa
Finalmente, recuerda consultar a un médico antes de hacer cualquier cambio en tu dieta.