La ansiedad es una emoción y como toda emoción, tiene la función de darnos información sobre nosotras mismas o nuestro entorno, no es algo malo ni nos pone en peligro (aunque sea incómoda y nos genere malestar y a veces la percibamos como peligrosa). Podríamos decir que su función es avisarnos de si hay algo que no está funcionando para garantizar nuestra supervivencia y guiarnos hacia aquello que necesitamos.
La ansiedad no la podemos eliminar, pero lo que sí podemos cambiar es la manera que tenemos de acompañarla o de acompañarnos cuando aparece. Evitarla o ignorarla no va a hacer que desaparezca, sino que nuestro cuerpo va a tener que gritar todavía más fuerte para que nos escuchemos. Conocer la ansiedad nos puede ayudar a liberar malestar, conocernos mejor a nosotras mismas y conocer los recursos que tenemos para gestionarla.
Si yo no conozco mi ansiedad, si no conozco mi mundo emocional, no voy a saber cómo acompañarme en ese malestar. La ansiedad no es nuestra enemiga, sino un mensajero que nos trae luz a algo que no estamos atendiendo.
APRENDER A DIFERENCIAR LA ANSIEDAD DEL ESTRÉS
Estrés no es sinónimo de ansiedad, aunque a veces puede percibirse de forma similar y un estrés sostenido en el tiempo pueda acabar derivando en ansiedad.
El estrés es una respuesta fisiológica que se activa frente una situación específica para adaptarnos al presente, y en general la podemos gestionar. Cuando ha acabado dicha situación podemos regresar a la calma y suele darnos una información acorde con la realidad.
La ansiedad es una respuesta psicológica, un estado de alerta en general sostenido en el tiempo; al experimentarla te invade una sensación de peligro que quizás no sabes de dónde viene, y puede condicionar o alterar tus actividades diarias. Puede surgir de hechos pasados o preocupaciones futuras.
SÍNTOMAS Y CAUSAS DE LA ANSIEDAD
Los síntomas son aquellas sensaciones o aquello que yo puedo percibir de forma consciente en el presente, "lo que vemos". Por ejemplo: taquicardia, temblor, mareo, hiperventilación, sensación de ahogo, presión en el pecho, tensión y rigidez muscular, hipervigilancia, pensamientos intrusivos, etc.
Las causas son aquello "que no se ve", que puede estar formado por elementos del pasado, presente y futuro. Por ejemplo: estrés sostenido en el tiempo, no poner límites, como regulo o gestiono mi mundo emocional, traumas, duelos no procesados, heridas de apego, creencias, no tener nuestras necesidades básicas cubiertas, emociones no integradas, otros problemas de salud como problemas de tiroides, consumo de fármacos...
Muchas veces percibimos los síntomas como "el enemigo", algo peligroso que tenemos que eliminar, pero en realidad son el mensajero, aquello que me dice que necesito algo que no estoy atendiendo. Tenemos que atender y acompañar al síntoma, pero también ir a buscar aquello que lo activa.
Los síntomas de ansiedad son como una alarma de incendio; si la apago no significa que el fuego haya dejado de arder, si la ignoro, no hará que el fuego se extinga, si me tapo los oídos, la alarma seguirá sonando y el fuego ardiendo.
¿CÓMO ACTÚA NUESTRO SISTEMA NERVIOSO CUANDO APARECE ANSIEDAD?
El sistema nervioso es el encargado de controlar, dirigir, supervisar, las actividades y funciones de nuestro organismo.
A rasgos muy generales podemos hablar del:
Sistema nervioso central (SNC): capta y procesa la información que proviene del exterior y emite órdenes.
Sistema nervioso periférico (SNP): que recibe las órdenes y las transmite a nuestro sistema nervioso autónomo (SNA).
El SNA se encarga de las funciones involuntarias de nuestro organismo, como controlar la frecuencia cardíaca, la frecuencia respiratoria, el sueño... todo aquello que nosotras no podemos hacer voluntariamente. Aunque funcione de manera independiente, nosotras podemos influir en él.
El SNA está formado por un sistema nervioso simpático (que se encarga de la movilización desde un estado de seguridad a un estado de peligro. Ejemplo: desde correr para hacer deporte o correr porque hay un peligro) y parasimpático (se encarga de la inmovilización desde un estado de seguridad a uno de peligro. Ej: desde quedarme parada para meditar hasta quedarme colapsada frente a un peligro).
En el sistema nervioso parasimpático encontramos el nervio vago, un nervio que va de la base del cerebro y se extiende hasta el abdomen y nos ayuda a regular las funciones corporales procurando por nuestra salud y bienestar emocional y hay ciertas cosas que nosotras podemos hacer para activarlo.
El nervio vago sería uno de los encargados de relajar nuestro cuerpo, como por ejemplo reducir la frecuencia cardíaca, relajar la respiración... Por lo tanto, podemos buscar maneras para activarlo para relajarnos y aliviar la sensación de estrés o ansiedad.
ELEMENTOS QUE REFUERZAN LOS SÍNTOMAS DE LA ANSIEDAD
Hay factores que pueden empeorar síntomas, conocerlos nos ayudan a acompañarnos con más amabilidad:
No tener las necesidades básicas cubiertas (no comer suficiente, no dormir o descansar...).
No hacer ejercicio (mover el cuerpo).
Querer forzar la relajación.
Tener prisa por quitar los síntomas.
Juzgarse.
Autoexigirse.
Pasar muchas horas frente un ordenador.
Pasar muchas horas bajo luz artificial.
Factores que pueden mejorar síntomas
Contactar con nuestro cuerpo (sensaciones físicas y sentidos).
Mover el cuerpo para liberar tensión.
Perderle el miedo a notar la emoción.
Perder miedo a los síntomas.
Recordarme que este malestar pasará.
Recordar que mi cuerpo es un lugar seguro que trata de regularse.
Respiración diafragmática.
Recuerda que no estás sola/o en esto, y si la ansiedad forma parte de tu vida no dudes en buscar ayuda profesional. La teoría puede hacernos de guía, pero nuestra experiencia es la que marcará el rumbo.
Todas somos diferentes, con historias diferentes, vivencias diferentes, sensibilidades diferentes, así que no hay una ansiedad igual para todas. Por eso es importante el autoconocimiento, conocer qué es lo mejor para uno mismo para regularse, no solo cuando aparezca la ansiedad, sino también para cuidarse y acompañarse en el día a día. La teoría puede hacernos de guía, pero nuestra experiencia es la que marcará el rumbo.