Como padres y madres, una de las cosas más complicadas de conseguir a la hora de criar a los hijos de corta edad es saber marcarles los límites; hacer que aprendan a adaptar su comportamientos a determinadas normas, por su bien y por el de los demás.
Por ello, a veces se cae en la trampa del cortoplacismo, ya sea complaciéndoles en cualquier cosa que pidan para prevenir las rabietas o restringiendo casi totalmente sus movimientos. Ninguna de estas dos aparentes soluciones es adecuada para que los niños y niñas desarrollen maneras saludables de interactuar con el entorno y con los demás.
En este artículo veremos algunos consejos para aplicar al día a día en familia una crianza respetuosa de los hijos e hijas, de manera que incorporen a sus hábitos normas de comportamiento consistentes.
CONSEJOS PARA APLICAR LA CRIANZA RESPETUOSA CON TUS HIJOS
Estos son algunos consejos básicos que puedes añadir a tus estrategias de crianza de tus pequeños para educarles y relacionarte con ellos desde el respeto y la empatía, fijando límites pero sin caer en la confrontación constantemente.
1. EXPLÍCALE QUÉ ESTÁ BIEN Y QUÉ NO
Por mucho que sean niños pequeños, necesitan entender el porqué de las normas que deben seguir, y si lo haces adaptando tus explicaciones al tipo de conceptos con los que se han familiarizado, no les costará comprenderlo.
Que sean muy jóvenes no significa que deban funcionar a partir de la ignorancia, al contrario: si hay algo que no saben, como todo el mundo, tienden a inventar posibles explicaciones, así que más vale que les ayudes a no alejarse demasiado de la realidad.
2. CÉNTRATE EN FOMENTAR EL COMPORTAMIENTO ADECUADO
En vez de centrar tu atención en evitar que los pequeños se comporten de un modo inadecuado, adopta el enfoque opuesto. Esto es; haz lo posible por que empiecen a comportarse del modo adecuado. Este simple cambio de mentalidad te ayudará mucho a ser consistente a la hora de desarrollar la crianza respetuosa.
3. DESTACA SUS PROGRESOS
Cuando veas que tu hijo o hija da pasos en la buena dirección, es importante que le hagas saber que lo está haciendo bien, y que lo hagas en el momento, sin esperar demasiado. De esa manera le será más fácil vincular esa sensación satisfactoria con el comportamiento que acaba de realizar.
4. ENSÉÑALE LA IMPORTANCIA DE REPARAR EL DAÑO
Otro de los aspectos de la crianza respetuosa es que no se limita a poner punto y final al mal comportamiento mediante castigos, sino que adopta una perspectiva mucho más constructiva en la que todos ganan.
Si un niño hace algo mal, la lógica a adoptar es que repare el daño causado a otras personas. De esa manera no solo se compensa a los demás, sino que al niño se le ofrece una manera de redimirse que le haga sentirse bien consigo mismo, en vez de adoptar el rol de receptor pasivo de una penalización: participa de la solución.
5. PASAD TIEMPO JUNTOS
Este es otro aspecto de la crianza respetuosa a menudo pasado por alto. Pasar tiempo juntos no solo es imprescindible para establecer un vínculo afectivo con todo lo que comporta; además, es importante para que los momentos en los que implantas normas no sean vistos por el menor como las únicas interacciones significativas que mantienes con él, lo cual favorece un clima hostil y de rechazo hacia esas reglas de comportamiento.
6. DE EJEMPLO
Por otro lado, da ejemplo en todo lo que puedas, porque la importancia de las normas se expresa mediante las acciones, no solo con palabras. Además, si cree que una norma solo le es puesta a él, el niño sentirá que está sufriendo una injusticia, con lo cual puede ser que rechace casi todas las normas en general.
En aquellas cosas en las que no cumplas las mismas normas que el pequeño a causa de la diferencia de edad (por ejemplo, en lo relativo a salir a la calle sin nadie más), hay que asegurarse que entiende esto.
ASISTENCIA PROFESIONAL PARA PADRES Y MADRES
En muchas ocasiones, resulta necesario contar con la ayuda de profesionales para establecer dinámicas de crianza respetuosa adecuadas: no siempre resulta sencillo encontrar el equilibrio entre poner normas y dejar libertad para que se diviertan y desarrollen su propia autonomía. Por eso, muchos psicólogos estamos formados para ayudar a las familias en este aspecto tanto a través del asesoramiento o terapia a padres y madres como mediante la terapia infanto-juvenil.