México
La interrupción de los patrones de sueño puede confundir al reloj biológico, es decir, alterar el ritmo circadiano que regula el metabolismo, lo que contribuye a la obesidad, señaló la posdoctorante del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Lucía Mendoza Viveros.
“Eso se ha visto con el llamado jetlag social, que se produce cuando hay grandes diferencias entre el horario de sueño de la semana laboral, con el fin de semana o los días de asueto, en los que se rompe la sincronía con los ritmos del día y la noche”, detalló en un comunicado.
Aunque para 2030 se estima que 39 por ciento de los mexicanos tendrá obesidad asociada a complicaciones de salud, como diabetes y enfermedades cardiovasculares causadas por malos hábitos alimenticios y vida sedentaria, otro factor importante es la perturbación de los ritmos circadianos, explicó.
“Al formar ritmos y hábitos bien establecidos, en los que nuestras actividades y la alimentación ocurran durante el día y el descanso por la noche, se contribuye a que el organismo se sincronice con los estímulos del exterior, nos preparamos para el ayuno de la noche, y se favorece la obtención de energía para utilizarla durante el día”, resaltó la experta de la UNAM.
Indicó que, sin necesidad de someterse a una dieta específica, si una persona consume alimentos en un lapso de 10 a 12 horas durante la primera parte del día, y el resto permanece en ayuno, forma buenos hábitos y podría llegar a tener un metabolismo estable.
No obstante, aclaró, un metabolismo estable no es la solución para la obesidad, pues la mejor manera de perder peso es disminuir el consumo de energía y aumentar su quema, es decir, hacer ejercicio y comer de manera saludable.