Las decisiones financieras, aunque no lo creas, están muy ligadas a tus emociones, y específicamente a tu vida interna. Por ejemplo, tanto el exceso como la falta de confianza nos hace creer que podemos asumir toda clase de riesgos; nos puede dar mucha emoción y felicidad gastar dinero, pero esto a veces nos impide ver en qué estamos realmente gastando.
La ira es un sentimiento muy poderoso y a veces destructivo, sobre todo cuando influye en tu manera de tomar decisiones. Puede ayudar a justificar los gastos, entonces tomar decisiones en relación con el dinero es importante estar calmado.
Otro sentimiento común es cuando la persona no se siente valiosa o hasta siente lástima por sí misma... Y cree que comprando va a compensar sus carencias.
La relación entre las emociones y las decisiones financieras
La baja autoestima es la que provoca las compras compulsivas para así lograr tener un sentimiento de valía y pertenencia. En este sentido, durante la pandemia el manejo del dinero cambió por la ansiedad y miedo a la muerte que experimentamos todos.
Existe la llamada "crometofobia" que es el miedo extremo a gastar dinero. Ser muy avaro se convierte a la larga en crometofobia cuando es un fenómeno psicológico muy intenso.
Cuando una persona padece este trastorno puede llegar a tener frecuentemente episodios de taquicardia, aumento de la presión arterial, dolores musculares. Además, puede surgir una sensación de impotencia por no poder controlar estas ideas irracionales, depresión, insomnio, cambios de estado de ánimo y una ansiedad generalizada.
Existe un miedo a quedarnos sin dinero, o puede surgir el sentimiento de culpa al no poder disfrutar lo que tenemos, y eso también puede provocar mucha tristeza. Esta tristeza puede deberse a sentimientos de frustración por no sentirse capaz de llegar a las metas deseadas. Pero aquí surge otro problema, que es cuando no hay dinero suficiente para hacernos sentir bien.
Los problemas financieros tienen que ver con el control, ya que cuando gastamos sin control, lo que estamos haciendo es auto-sabotearnos y no buscar la felicidad. Quienes pasan por esta clase de experiencias tienen miedo al éxito.
EL SENTIMIENTO DE CULPA ANTE EL PROPIO ÉXITO
Sigmund Freud, en su escrito Los que fracasan cuando triunfan reflexiona acerca de que justo cuando la persona está triunfando, algo pasa, enferma, y como consecuencia fracasa como si el sujeto no pudiera soportar el éxito. El éxito real en la vida adulta está asociado a la idea de que quien triunfa debe ser castigado como si se tratara de un crimen edípico que por supuesto creará el sentimiento de culpa. En este sentido, lo fundamental del éxito es el "haber llegado" más lejos que el propio padre (o madre), siendo algo prohibido. De aquí surge el sentimiento de culpa y la necesidad de "pagar por ello".
Por esto, muchas personas, lejos de producirles alegría el obtener algún logro financiero, comienzan a sentir una ansiedad insoportable que puede llegar a generar problemas de salud mental y dar al traste con un proyecto en el que se ha estado trabajando durante años. Este fracaso financiero puede deberse a ciertas ideas paranoides de sentirse envidiado por los demás.
Así, un mandato interior prohíbe el logro del triunfo esperado, pues nos hace sentir que lograr alcanzar una meta tendría implicaciones y costes más altos que el no hacerlo, por lo que resulta preferible optar por diversas inhibiciones o síntomas con tal de no conseguirlo.
S. Freud comenta al respecto que "el Yo no tiene permitido hacer esas cosas porque le proporcionan provecho y éxito que el severo superyó le ha denegado". Entonces, el Yo renuncia con el fin de no entrar en conflicto con el superyó.
Así podemos entender que la instancia heredera del superyó es el complejo de Edipo, y por esto es probable que la culpa impida el logro sea un aspecto no resuelto de aquel complejo o una repetición del mismo.
LOS QUE FRACASAN AL TRIUNFAR
S. Freud establece una equivalencia inconsciente entre el éxito alcanzado en la edad adulta con el logro sobre el padre rival del sexo opuesto en la infancia, provocando así el sentimiento de culpa y el castigo a tan osado acto. Así podemos ver en los que fracasan al triunfar están reviviendo la dinámica edípica y así "no se puede llegar más lejos que el padre, ni ganar más dinero que él o ser más feliz".
Existe otro tipo de personas que sencillamente no se permiten vivir el éxito, pues lo viven como un "pago" que no están dispuestos o no pueden realizar y consideran preferible sacrificarse y quedar paralizados.
En casos así, vemos cómo el manejo del dinero está relacionado a nuestra historia de vida, los vínculos que hemos forjado, nuestra autoestima, fracasos y miedos anteriores.
LA DIMENSIÓN PSICOLÓGICA DEL DINERO
Es importante analizar el papel que juega el dinero en tu vida. El dinero finalmente es una herramienta. Para muchos, el dinero provoca tensión, frustración, preocupación... Y a veces el dinero puede estar controlando tu tranquilidad, tu felicidad.
Debemos tener claro que el dinero no compra la felicidad, pero se dice "pero como ayuda". Sí, pero en este caso necesitamos ponernos límites que hoy en día, con las redes sociales y con Internet, es cada vez más difícil aplicar.
A veces el dinero saca lo malo que puede haber en ellas. El dinero puede cambiar tu conducta; puede afectar nuestras relaciones sociales, y sobre todo, a veces el dinero impide que te esfuerces en lograr tus satisfacciones personales.
La búsqueda de dinero puede ser adictiva, ya que la persona desea tener más y más. Al igual puede ser una adicción la necesidad de "gastar dinero".
Así pues, vemos como el dinero nos puede desviar el dolor, de los conflictos emocionales y físicos. Puede provocar también que las personas se vuelvan más agresivas. Creen que el dinero puede comprar el bienestar en nuestra vida.
En definitiva, el exceso o la carencia de dinero influye en las personas hasta el grado de producir estrés y ansiedad que pueden llevar al abuso del alcohol o las drogas.