La vida sexual de una persona es uno de los muchos elementos que dan forma a su bienestar tanto físico como psicológico. Y es por eso que cuando aparece algún problema en dicho ámbito la calidad de vida de esa persona se resiente a diversos niveles.
Sin embargo, no son pocos quienes caen en el error de asumir que la satisfacción en lo sexual es un aspecto no ya secundario, sino incluso totalmente irrelevante o incluso banal y frívolo; como si el sexo fuese básicamente una actividad de ocio. Sin embargo, al margen de los casos en los que se dan ciertas formas de asexualidad, quienes están predispuestos a sentir deseo y atracción sexual deben cuidar también de este aspecto de su bienestar y, si experimentan problemas en él, acudir a los profesionales de la sexología. Veamos con más detalle cuáles son las razones por las que merece la pena contar con los sexólogos y cuáles son los beneficios de este tipo de intervenciones terapéuticas.
¿CUÁLES SON LAS PRINCIPALES RAZONES POR LAS QUE SE SUELE ACUDIR A UN SEXÓLOGO?
El sexo es para la mayoría de las personas una actividad placentera, que nos proporciona bienestar y activación. Pero no es solo eso.
Tener una vida social sana significa ser capaz de disfrutar del sexo con todo lo que implica; no es simplemente ser capaz de llevar a cabo cada actividad sexual de principio a fin, sin ningún tipo de problema físico que la dificulte, y realizando todas las acciones objetivas que queríamos llevar a cabo. Más allá de este aspecto técnico de la sexualidad hay consideraciones que tienen que ver con cómo nos sentimos ante el sexo.
Algunas personas pueden presentar problemas o alteraciones en su vida sexual que no son reducibles a complicaciones médicas o con causas orgánicas; esto puede deberse a determinados miedos o inseguridades a la hora de practicar el sexo, a problemas psicológicos relacionados con la autoestima, o incluso con la no aceptación de la propia orientación sexual.
Para hacer frente a todas estas adversidades que dificultan una vida sexual sana, es preciso acudir a la consulta de un sexólogo, un profesional especializado en la conducta sexual humana que tratará nuestro caso de manera individualizada y nos ofrecerá soluciones para cualquier de nuestros problemas a través de varias sesiones realizadas periódicamente.
A continuación presentamos una selección resumida de las principales razones por las que las personas pueden acudir al sexólogo, y los beneficios que esto supone.
1. DISFUNCIONES SEXUALES QUE SUPONEN UNA BARRERA AL VIVIR LA SEXUALIDAD
La respuesta sexual humana consta de 5 fases bien diferenciadas, que son: deseo, excitación, meseta, orgasmo y resolución. La normal transición entre todas ellas durante la conducta sexual produce en la persona una experiencia sexual placentera, aunque no es necesario pasar siempre por todas estas etapas.
Sin embargo, cuando existe una alteración o problemática en alguna de estas fases (es decir, al querer experimentarla y no poder) hablamos de disfunción sexual, uno de los tipos de trastornos más habituales en las consultas de sexología de todo el mundo.
Las disfunciones sexuales más habituales son la eyaculación precoz, la disfunción eréctil masculina, el dolor durante las relaciones o disfunciones relacionadas con la falta de deseo, la falta de lubricación femenina, y la aversión al contacto sexual.
2. DISFORIA DE GÉNERO
La disforia de género es una alteración que tiene lugar en las personas que sienten malestar por la no correspondencia entre su sexo y su identidad de género.
Las personas con disforia de género pueden llegar a desarrollar muchos complejos ante su físico, lo cual no solo impacta en su autoestima, sino que también suele afectar a su vida sexual. En este sentido, la intervención desde la sexología sirve tanto para mitigar este malestar como para comprender mejor las causas del problema y, en caso de ser necesario, optar por otras líneas de tratamiento de tipo médico.
3. PARAFILIAS
Las parafilias son también un motivo de consulta habitual en el campo de la sexología, y en este contexto son fantasías, actividades o preferencias poco habituales que la persona necesita poner en práctica para lograr la excitación sexual, y que además de ser demasiado restrictivas, en algunos casos extremos producen malestar en uno mismo y/o en los demás.
Estas parafilias son muy diversas y dependen de la persona que las alberga, sin embargo, las más habituales involucran objetivos de todo tipo en la actividad sexual, vestimentas y parafernalias de todo tipo o todo tipo de roles que interpretan los implicados. Eso sí, la parafilia solo es considerada un problema en tanto que desgasta la calidad de vida de alguien.
4. PROBLEMAS DE COMUNICACIÓN EN LA PAREJA
En algunas parejas aparecen en ocasiones algunos problemas de comunicación o de dinámicas específicas de convivencia que pueden afectar a la larga también a la actividad sexual en el lecho conyugal. Este es un aspecto de la sexología que se solapa con la terapia de pareja; y es que hay dinámicas de noviazgo y de matrimonio que afectan a lo sexual y viceversa.
Acudir a un sexólogo también nos puede ayudar a mejorar todos aquellos problemas que tenemos con la pareja y a mejorar nuestra forma de comunicarnos, para así ver aumentada nuestra calidad de vida diaria y también de vida sexual en pareja.
5. CREENCIAS NOCIVAS ACERCA DEL SEXO
Algunas personas albergan a lo largo de su vida, a causa generalmente de la educación que recibieron de pequeños, una serie de ideas preconcebidas, percepciones o creencias relativas al sexo que les impiden llevar una vida sexual normal con otros seres humanos.
Este tipo de creencias suelen estar relacionadas con determinadas corrientes religiosas especialmente conservadoras o represivas que conciben y hacen creer a sus feligreses una gran cantidad de mitos e ideas perniciosas acerca del sexo, la sexualidad o la libertad sexual.
Un sexólogo nos ayudará a superar todo tipo de creencias de este tipo y nos aportará herramientas para que no nos afecten más a lo largo de nuestra vida diaria, y podamos gozar de una vida sexual sana.