Hay muchos mitos que rondan alrededor del cannabis: desde que es la puerta de entrada al mundo de las drogas hasta cuán beneficiosa podría ser para la salud por sus efectos analgésicos, antiinflamatorios y ansiolíticos. Gracias a las últimas investigaciones científicas —pero también a la difusión masiva de información por medios informales— actualmente tenemos a nuestro alcance tanta data acerca de esta planta que desconocemos qué es cierto sobre ella y qué no lo es.
Ambas ideas acerca del cannabis, coloquialmente llamada marihuana, se asientan sobre verdades parciales. Veamos algunos ejemplos. Por una parte, si bien es cierto que el CBD —un químico que se encuentra en la planta— ha demostrado tener efectos ansiolíticos, esto solo se ha probado en poblaciones con trastornos específicos, como el trastorno de ansiedad social. Por otro lado, está muy extendida la idea de que el consumo de marihuana conduce inevitablemente al consumo de otras sustancias "más duras", la cual no es del todo cierta. Eso sí, el punto que podríamos rescatar de este mito como parcialmente verdadero es el hecho de que, así como sucede con otras sustancias como el alcohol o el tabaco, el consumo de cannabis excesivo podría desembocar en un trastorno por consumo de sustancias.
Es posible que esta creencia errónea se asiente sobre el miedo que desarrollan muchas personas al ver las serias dificultades para abandonar el consumo de quienes padecen un trastorno por consumo de cannabis. Se trata de un temor razonable de no sólo padres respecto a sus hijos, sino también personas que consumen marihuana, ya sea ocasionalmente o con cierta frecuencia.
Esto podría llevar a muchas personas a querer dejar el cannabis. A día de hoy, sabemos que la intoxicación por THC —otra sustancia química del cannabis— podría afectar a la memoria de largo plazo de la persona, generar deterioro cognitivo, incidir negativamente en la toma de decisiones y las funciones ejecutivas humanas, entre otros efectos perjudiciales para la salud. Por esa razón, creemos necesario exponer en este artículo los principales retos que experimentan las personas a la hora de tomar la decisión de dejar el cannabis.
RECREATIVO O MEDICINAL: LOS DISTINTOS USOS DEL CANNABIS
Primero que nada, es importante señalar que desarrollaremos los desafíos ante los que se enfrentan las personas que desean abandonar el consumo de cannabis con fines lúdicos, también llamado consumo recreativo. El uso del cannabis medicinal —un área en la que se han llevado a cabo muchos avances en los últimos años, tanto a nivel investigativo como legal— sólo debe tomarse como tal si está indicado por un médico especializado en el tema. Las concentraciones de los químicos de cannabis que se consumen con fines medicinales son diferentes a los que tienden a desear las personas que fuman o ingieren esta planta por sus efectos psicoactivos. En congruencia con esto, las personas que se encuentran bajo tratamiento cannábico no deberían intentar dejar el cannabis por su propia cuenta, sino que eso debe ser determinado por el médico.
LA DECISIÓN DE "PONER UN FRENO" AL CONSUMO DE CANNABIS
Según estadísticas recientes, alrededor del 2,9% y el 4,3% de la población mundial de entre 15 y 16 años consume cannabis. Otras encuestas con recortes espaciales más significativos, como la Encuesta Nacional de personas que usan Cannabis llevada a cabo recientemente en Argentina, indican que el 82,4% de los usuarios de cannabis encuestados le dan un uso adulto. Sin embargo, solo 3 de cada 100 reportaron haber percibido un uso problemático de cannabis; es decir, un uso que les ocasionara problemas a nivel familiar, laboral, con el estudio, legal, o que les produjera efectos indeseados. No obstante, datos actualizados de una investigación llevada a cabo por la Universidad de Columbia sugieren que el 30% de las personas que consumen marihuana pueden sufrir del trastorno por consumo de marihuana en alguna medida, un valor muchísimo mayor al que las personas de la encuesta argentina autopercibieron.
Los números, métodos y variables estudiadas podrán diferir entre sí, pero esto no elimina el hecho de que haya personas que sufren mucho por intoxicación de THC; como dijimos, una de las sustancias químicas que componen al cannabis. El hecho de que un consumo sea problemático dependerá de la cronificación de sus efectos y de la incidencia en las actividades diarias.
Algunos profesionales indican que fumar marihuana aproximadamente más de cuatro veces por semana podría ser un factor de dependencia para desarrollar el trastorno, pero no se trata de un número arbitrario capaz de determinar si una persona presenta dicha patología o no. Sin embargo, no es necesario llegar hasta tal punto para que muchas personas deseen "poner un freno" a estas conductas cuando perciben que podrían afectar negativamente en su cotidianidad. En función a ello, a continuación señalamos los retos principales a los que se enfrentan al tomar la decisión de abandonar la marihuana.
LOS 5 RETOS A LA HORA DE DEJAR DE CONSUMIR CANNABIS
Estos son los desafíos más relevantes al intentar dejar de consumir cannabis.
1. ACEPTAR QUE EL CONSUMO ES O PODRÍA SER PROBLEMÁTICO
Muchas personas temen ser estigmatizadas o rechazadas por el hábito que han desarrollado. Dejar atrás el cannabis supone la asunción de una posición activa por parte de la persona, es decir, que acepte que su conducta podría potencialmente volverse problemática si aún no lo es y, por lo tanto, tomar cartas en el asunto. La aceptación podría cobrar la forma de acciones concretas, por ejemplo, compartiéndolo con un ser querido o iniciar un proceso de psicoterapia.
2. DEJAR ATRÁS VIEJOS GRUPOS Y ESPACIOS
Aunque puede ser una tarea compleja, uno de los desafíos de quien deja el cannabis es poder abandonar al mismo tiempo las reuniones sociales en las que se frecuentaba fumar o ingerir cannabis. Esto facilitará la tarea de dejar atrás el consumo, al menos en un principio, ya que la sustancia estará menos disponible.
3. CONSTRUIR UNA RED DE APOYO
Por otra parte, también implica un reto la construcción de una red de apoyo que contenga emocionalmente a la persona que decide dejar el cannabis. Nos referimos a una construcción en tanto es necesario que la persona cuente con la apertura suficiente para abrirse hacia los demás, contar la propia experiencia y saber pedir ayuda. Es muy difícil llevar a cabo el proceso de modificar hábitos tan consolidados como el de fumar cannabis. Esto también tiene un sustento a nivel neurobiológico, ya que la obtención de sensaciones placenteras tras fumar ocasiona la activación de los sistemas de recompensa del cerebro, lo cual genera una tendencia a querer repetir la conducta de la que se obtuvo tal gratificación.
4. ENTENDER QUE EL PROCESO NO ES PERFECTO
Dejar atrás un hábito que podría ser problemático no es tarea sencilla. Es probable que en el proceso hayan impulsos a regresar al consumo, a creer que "fumar no estaba tan mal después de todo" o que "consumir era divertido, y dejarla atrás ya no lo es". No obstante, a pesar de los altibajos, la persona debe tener presente el motivo que la llevó a decidir abandonar ese hábito. En muchas ocasiones será displacentero el cambio, pero a largo plazo los beneficios serán mayores.
5. SABER CUÁNDO ES MOMENTO DE RECURRIR A UN PROFESIONAL
Por último, creemos oportuno señalar que dejar el cannabis no es algo puramente motivacional. Además de lo psicológico, hay factores culturales y químicos puestos en juego alrededor de la marihuana (más aún en los casos de personas que presentan trastorno por consumo de cannabis, que hemos dejado a un lado a la hora de detallar estos ítems). Por tal razón, es un desafío determinar el momento en el que la situación se ha tornado muy dificultosa para solicitar la ayuda de un equipo de profesionales de la salud mental. Saber que uno no puede solo no es un signo de debilidad, sino de responsabilidad para consigo mismo.