El empleo se recupera en el terreno de la informalidad, es decir, plazas sin derechos laborales, ni servicios de salud y bajos salarios.
En febrero y marzo de este año, se perdieron 35 mil plazas formales y se crearon un millón 125 mil informales.
Esto dejó un saldo total de 56.6 millones de personas ocupadas el mes pasado, 878 mil más que en febrero de 2020, antes de la pandemia, de acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Inegi.
Analistas de Banorte detectan una reducción de trabajadores federales y estatales, así como del Ejército.
La tasa de informalidad pasó de 54.9% a 55.8% de la población ocupada, el nivel más alto desde diciembre pasado. Los empleados sin acceso a las instituciones de salud pasaron de 60.3% a 61.1% del total de ocupados, en tanto que los trabajadores subordinados y remunerados sin prestaciones aumentaron de 31.8% a 34.8%.
“Los trabajos que son fábricas de pobreza por bajos salarios y falta de seguro social son una realidad generalizada y estructural de toda la economía y del sistema laboral. La precariedad es mucho más aguda en los estados del sur sureste y en las unidades económicas micro y pequeñas”, opinaron especialistas de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza.