Ciudad de México
Junto a las fotografías de artistas como Ana Gabriel, Juan Gabriel y Gloria Trevi, todas adornando camerinos del Auditorio Nacional, Mónica Naranjo descubrió una imagen suya.
Al contárselo al público, al final del concierto con el que regresó en vivo a la Ciudad de México, empezó a llorar.
“Perdón, pero me he quedado yo con ellos, ¡entonces soy mexicana! Qué alegría, de verdad, porque sí me siento una artista mexicana. Toda mi aventura empezó aquí, en esta tierra (en los 90)”, confesó, y los aplausos tronaron, como había ocurrido toda la noche.
Porque podía ronronear o declararse, con la potencia de su voz, una perra enamorada, y todo provocaba a las 7 mil personas que se dieron cita en un recinto al 75 por ciento de su capacidad, de acuerdo con los organizadores.
Su escenario estaba dispuesto para la intimidad: sólo tenía un piano y a Pepe en él, sus únicos acompañantes, pero pronto quedó claro que eso era sólo en apariencia, ya que los mexicanos estaban entregados a ella para revivir su disco de 2000, Minage.
La intérprete quiso darle otra dimensión a aquel material con su presentación como parte de su gira Puro Minage, pues dejó claro que valora cómo el material acompañó a la gente en etapas difíciles, en las cuales ella pudo ponerles voz a sus sentimientos e identidades.
“Esta cita la teníamos pendiente. Al menos hace año y medio que queríamos hacer el salto para presentar este recital tan íntimo, intenso y profundo, pero al final los tiempos de Dios nunca son los nuestros, siempre todo es por algo y así tenemos que aceptarlo, porque aquí estamos todos sanos”, saludó a las 20:30 horas.
Todo arrancó con “Llévate Ahora”, “Ahora, Ahora”, “Qué Imposible” y “Perra Enamorada”, con las cuales de inmediato se llevó las palmas gracias a las altas notas que alcanzaba.
Pero entre sus canciones incluyó videos de admiradores que recordaban adolescencias confundidas y lo que significó para ellos el álbum, que fue el primero que compraron con sus ahorros o que se lo robaron a una ex pareja.
El público lo entendió y una bandera arcoíris, representativa de la comunidad LGBT+, se alzó entre las primeras butacas frente a Naranjo cuando en su voz resonaban las notas más demandantes de “Amando Locamente”.
Su recital, en un fin de semana transitorio porque la CDMX regresará mañana al semáforo epidemiológico amarillo, debido a la pandemia, estuvo caracterizado por los cubrebocas, y los elementos de seguridad del recinto tuvieron que pedir varias veces a algunos que se los pusieran.
Tras una hora y 40 minutos de presentación, la española llegó a “Sobreviviré”, lo que pudo ser el broche de oro de su esperado show, pero dio pie a que recibiera en el escenario a Beatriz Albert, su maestra de canto, quien la acompañó durante el coro de “Sola”.