Ciudad de México
“Hay fama de la mala, eso de que ninguna publicidad es mala es mentira, lo de estigmatizarse voluntariamente yo no lo creo”, dice la cantante Aranza, quien tardó 30 años en sumarse a las confesiones de abuso en contra del exproductor Sergio Andrade, quien tejió una red de trata de menores con muchas intérpretes a quienes, bajo el argumento de producirlas, las violó y las maltrató.
Cuando el escándalo estalló hubo muchas personas que buscaron a la intérprete de “Nada personal” para que hablara de su experiencia, pero ella no lo hizo por miedo a ser juzgada y que sus padres fueran señalados.
“Para mí lo más importante era el respeto a mis papás, que nadie se atreviera a decir que me habían expuesto a una situación así, entonces decidí callarme y cuando estalla el escándalo estaba sacando un disco nuevo después de ‘Mirada de mujer’ toda mi promoción de ‘Mirada de mujer’ se echó a perder porque nadie quería hablar de mi trabajo, sino del escándalo. Elegí contarlo después de 30 años porque nunca pretendí hacerme famosa de escándalos ni de cosas tan turbias y asquerosas”, expresó.