Por años el centro neurálgico del comercio al menudeo y de prestación de servicios en diversos oficios, el Mercado Municipal agoniza en su interior, a diferencia de sus locales que dan al exterior, que en su mayoría, están ocupados.
Solo dos locales subsisten al interior del inmueble que ocupa la manzana de avenida Madero, entre Quintana Roo y Nayarit.
Fidel Romo Alfaro, locatario de oficio sastre, es uno de los dos arrendatarios que subsisten al interior del mercado, “solo quedamos yo y una yerbería”, dice don Fidel al ser entrevistado.
“Estoy aquí desde (la administración de) Bernardo Gómez” que inició en 1996, esgrime con un dejo de nostalgia.
El sastre al igual que el vendedor de yerbas, son las últimas razones por las que las autoridades no han procedido a cerrar los locales interiores.
El único pasillo que sigue abierto al público y que colinda a la sastrería y la yerbería, luce lúgubre, oscuro y solo es adornado por piñatas en proceso de finalizado, realizadas por la esposa de don Fidel, quien al igual que el yerbero, continuarán arrendando, mientras sea costeable.