Sin precedente alguno, la directiva del Ejido Río Bravo, ha notificado a los vendedores informales que ofertan diversos alimentos preparados y otros artículos en la explanada de la Casa de Ladrillo, que deben desalojar ese espacio.
Los diversos comerciantes ambulantes, sobre todo los que operan en fin de semana, cuando más concurrencia hay en el recinto que data del porfiriato, son señalados de ser co-responsables de la contaminación que se viene dando desde que fue remodelada el área verde del edificio.
La razón, según el comisariado Eraclio Tavárez, es que se trata del “icono más importante de este municipio y el cual está siendo restaurado” por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
El ejido da la opción a los vendedores a que se reubiquen en la plaza Benito Juárez, pues aseguran por ley, no se debe ejercer el comercio en recintos históricos en fase de restauración.
Hasta ahora, los vendedores no han manifestado si recurrirán a alguna instancia para no ser privados de la fuente de sus ingresos, lo cierto es que se han acercado a luchadores sociales para que los defiendan.