Don Manuel y Doña Dolores, un matrimonio con una pasión compartida por la cocina mexicana, han dedicado 23 años a perfeccionar el arte de los taquitos, convirtiéndose en una parada obligatoria para los amantes de la comida tradicional.
Con una sonrisa siempre presente y una amabilidad que desborda, este dúo dinámico sirve tacos que son la definición misma de "sabrosos". Pero no es solo la carne perfectamente cocida o las tortillas recién hechas lo que atrae a multitudes; es su salsa secreta, una receta que ha sido perfeccionada a lo largo de los años, lo que realmente pone a El Primito en el mapa.
Los clientes no pueden dejar de elogiar la generosidad de las porciones y la calidad del servicio. "No necesitas más que probar un bocado, y te sentirás como en casa", comenta un cliente habitual. Y es que en El Primito, más que clientes, se reciben amigos.
Este establecimiento no solo representa la excelencia culinaria, sino también el espíritu emprendedor y la calidez humana de Río Bravo.