Al llegar al centro penitenciario "Sergio García Ramírez", en Santa María Chiconautla, quienes acudían a la visita familiar se toparon con un cerco de la Policía Municipal. Cuatro patrullas estaban atravesadas en ambos sentidos de Avenida del Reclusorio, a unos 100 metros del acceso.
A la mitad de la distancia los agentes habían colocado una cinta roja para restringir el paso y desviaban a las personas por un baldío.
La mayoría vestía prendas rojas, rosas o blancas, los únicos colores que las autoridades permiten para poder ingresar.
Aunque los agentes sólo les indicaron que rodearan el terreno para poder llegar a la entrada por Calle Camino a las Minas, sospecharon que a alguien habían asesinado.
Eran cerca de las 9:00 horas y ya del otro lado comenzaron a aglomerarse los visitantes entre la malla perimetral del penal y los negocios para comprarles alimentos a sus familiares.
Al borde del acordonamiento, observaron una bolsa de supermercado que yacía a un costado de la puerta vehicular de los juzgados penales.
Gracias a un grupo de taxistas y a los mismos comerciantes, supieron que contenían las cabezas cercenadas de dos hombres.
En contra esquina, a unos 10 metros, estaban sus cuerpos con un mensaje intimidatorio encima, dirigido a supuestos reos.
Las primeras hipótesis señalan que las víctimas fueron decapitadas en otro sitio y las abandonaron durante la madrugada.
Sin embargo, el hallazgo fue reportado antes de las 7:00 horas, cuando ya había amanecido y los homicidas habían escapado.
Al filo de las 9:30 horas, los peritajes concluyeron y los cuerpos fueron retirados, mientras que los familiares se formaron para entrar, pues la visita estaba por comenzar.