La joven conductora de un automóvil Ford Focus 2000, se arrepentía de haber frenado para no atropellar al peatón que se le atravesó sorpresivamente en su camino, cuando se dio cuenta que era un asaltante que iba en pos de sus pertenencias.
Al denunciar los hechos, la joven mujer dijo que transitaba por la calle Oriente 2 de la colonia Cumbres, cuando sorpresivamente vio que un individuo descendía de una camioneta Suburban y rápidamente se le atravesaba en su camino, obligándola a frenar para no atropellarlo.
Ella cumplió como conductora responsable, al maniobrar para evitar atropellarlo. Pero inmediatamente después se dio cuenta que se trataba de uno de tantos asaltantes que recorren las calles en busca de víctima y el sujeto la había escogido como tal.
El individuo se acercó al vehículo y la obligó a salir para despojarla de su bolso de mano y aunque ella le dijo que no llevaba dinero, el individuo de cualquier forma se apropio del objeto y le quitó las llaves de la unidad para irse siguiendo al vehículo del cual había descendido.
Después se arrepentía de haber frenado, pues tal vez si lo hubiera atropellado, habría evitado el asalto y el robo de su vehículo.