La Satánica de Nacozari

Una mujer convenció a dos de sus hijos, a su padre y a su pareja para asesinar a dos niños de 10 años y una mujer de 44 años para ofrecerlos como sacrificio a “La Santa Muerte”

La Policía de Nacozari de García, Sonora, inició la búsqueda de un niño de 10 años que fue reportado como extraviado, pero lo que encontraron fue una secta satánica que sacrificó a tres personas.

El ritual fue para pedirle a “La Santa Muerte” protección, dinero y saludos.

La líder de la secta fue identificada como Silvia Meraz Moreno, de 44 años, y era originaria de Hermosillo.

Era una fanático al culto de la “Santa Muerte” y creí que un don divino la protegería para cometer robos.

Silvia convenció a su pareja Eduardo Sánchez Urieta, de 39 años, quien es originario de Veracruz, para que secuestraran al niño Martín Ríos Chaparro.

El niño era hijastro de Eduardo Sánchez, pero con otra mujer. Fue asesinado en julio del 2010.

Pero la líder de la secta también logró convencer a su hijo Ramón Omar Palacios Meraz, de 28 años, y a su hijas Francisca Magdalena Barrón Meraz, alias La Nena, de 21 y Georgina Guadalupe Barrón Meraz, alias “La Coki”, de 20 años.

También involucró a una tercera hija de sólo 15 años.

En la secta también participó Zoyla Ada Santacruz Iriqu, de 45 años, y pareja de uno de los hijos de la líder.

Lo que también sorprendió a los policías, es que en el grupo criminal esta incluido Cipriano Meraz Aguayo, de 83 años, y padre de Silvia.

La secta fue descubierto cuando los policías investigaban el paradero del niño Jesús Octavio Martínez Yáñez, hijastro de Martín Iván Barrón Meraz, hijo de Silvia.

Martín Iván no fue detenido porque desconocía las actividades de su madre y de sus hermanas y hermanastro.

La policía creí que ya había esclarecido las dos desapariciones de los niños, quienes fueron asesinados, pero descubrieron que la secta también había asesinado a Cleotilde Romero Pacheco, de 44 años, quien fue amiga de Silvia.

La líder confesó que fue ella fue la asesina material de Cleotilde y de uno de los niños. El otro niño fue asesinado por uno de los integrantes de la secta.

Eduardo Sánchez, pareja de Silvia, no sabía que uno de los niños sacrificados era su hijastro. El hombre dijo que lloraba porque la Policía no podía localizar a su hijastro, sin saber que él había participado en sacrificio del niño.

Para hacer el sacrificio, se les degolló para verter su sangre, ya que supuestamente así lo prefería  “La Santa Muerte”.

La sangre humana era derramada sobre un altar.

Los cuerpos fueron encontrados afuera de la población de Nacozari de García.

Silvia Meraz y sus pareja, su padre, cuatro hijos y su nuera fueron encontrados culpables por el delito de homicidio y todos encarcelados en Sonora.

Aunque los crímenes se cometieron en el 2010, fueron descubiertos hasta el 2012

La prensa llamó al caso “Los adoradores de La Santa Muerte”, y cuando se le preguntó a Silvia Meraz por que lo hizo sólo dijo: “Cosas que cree uno”.