Apenas esperó a que lo dieran de alta en el hospital privado a donde ingresó el pasado 25 de diciembre para ser atendido de graves quemaduras, y de inmediato Uriel Reyes un residente de la colonia Campestre, fue a denunciar al hombre que le vendió unos “cuetes” defectuosos.
La denuncia era con dos propósitos: uno, que las autoridades sancionaran al vendedor y lo obligaran a reparar el daño físico que le ocasionó con su mercancía defectuosa y la otra razón, sería para advertir a la ciudadanía del grave peligro que corren al adquirir cuetes callejeros.
Reyes, fue atendido en el Hospital Santander el pasado 25 durante la celebración de la Navidad, debido a que uno de los cuetes que compró en las calles de la colonia Campestre le estalló en pleno rostro, ocasionándole quemaduras en la cara y en tórax.
El hombre sorprendió a quienes se encontraban en el centro Integral de Justicia, sede de las Unidades Generales de Investigación, al arribar todavía con la bata del hospital, con el rostro y el tórax vendado.
Mostró documentos con los que justificaba su estancia en el nosocomio y el pago de más de 30 mil pesos por las curaciones que le practicaron.
“No es justo que yo tenga que pagar todo ese dinero, por negligencia de los “cueteros” irresponsable que expenden mercancía defectuosa”, dijo.