Es más las ganas de ver a su familia que miedo a viajar
Desde hace dos años un hondureño vaga por el país, tras salir de Tegucigalpa, en espera de llegar a Estados Unidos
Hace dos años que salió desde Honduras, ha vagado prácticamente por el país: primero estuvo en Chiapas, luego en San Luis Potosí y ahora lleva dos meses en Reynosa, Tamaulipas.
Aun y con todo el riesgo que significa el problema de inseguridad y las bandas delictivas, José Ramón Pozos Briseño, de 49 años, decidió salir desde el 2016 de su ciudad Tegucigalpa, Honduras, atravesando todo el país para llegar a la frontera.
“A pesar de los peligros la gente siempre emigra y vienen con niños, mujeres, y aunque hoy es un más peligroso mucha gente viaja y se arriesga a venirse con sus niños muchos huyendo de la inseguridad del país de uno y la situación económica, muchos con el sueño de alcanzar a llegar a Estados Unidos para superarse económicamente”, expresa.
En Reynosa tiene dos meses en el Albergue Senda de Vida, la meta es poder cruzar a los Estados Unidos en forma ilegal, aunque sabe que existe el riesgo de que muera en el intento o que lo deporten las autoridades migratorias.
“Por el río Bravo sin el consentimiento legal de migración, así ilegal, el riesgo siempre es peligroso siempre, pero pues mucha gente por necesidad se esfuerzan a ver como pasan, a veces reciben ayuda de personas, me voy arriesgar, necesito esforzarme y lograr ese objetivo para ver a mi familia”, recalca.
José Ramón Pozos, explica que su papá, mamá, dos tías y un tío, viven desde hace años en los Estados Unidos, pero no están juntos: su papá vive en Mission, su mamá en Houston y la otra familia Corpus Christi y un hermano en otro lugar lejano.
No los ha podido ver en años, ya que ellos no pueden viajar porque también son ilegales en el suelo americano, por lo que no pueden cruzar la frontera.
“Mi plan es ver primeramente si puedo llegar al otro lado porque tengo familia allá que quisiera ver y hace tiempo no veo y ellos no pueden viajar a los países porque no tienen el permiso, la autorización, todavía, nosotros añoramos verlos, añoro ver a una tía mía, mi papá, mi mamá, pero necesito pedirle a Dios”, apunta.
Al igual que cientos de migrantes, cruzan el país desde Centroamérica, entre la inseguridad, el miedo y el constante riesgo de que los detengan o las autoridades migratorias o las bandas criminales.
“Quiero regresar a mi país superado, prosperado, no me preocupa tanto porque no he dejado familia, pero más bien mi desea es superar mi situación económica y regresar a mi país, tener una familia”, finaliza.
Muchos migrantes mueren en el camino, algunos en accidentes carreteros, otros más en cajas de tráiler que cuando son detectados evitan la muerte segura entre el calor agobiante y la desesperación.
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