Conectado bajo tierra
Es sencillo: puedes optar por enlazarte a través de tu cuenta de Twitter, Facebook, o bien dando tus datos personales y número telefónico
Esta semana bajé a las profundidades de la línea 7 del metro para poner a prueba la conexión WiFi que introdujo el Gobierno de la Ciudad de México.
Conectarte es bastante sencillo: puedes optar por enlazarte a través de tu cuenta de Twitter, Facebook, o bien dando tus datos personales, como nombre, apellidos, correo y número telefónico.
Lo primero que se me ocurrió hacer con la red fue descargar un capítulo de Netflix para verlo sin conexión. Para mi sorpresa, menos de cinco minutos bastaron para descargar un capítulo de 24 minutos.
Algo similar ocurrió con las 65 canciones de Spotify que también bajé sin gastar mis datos para actualizar mis listas de reproducción en cuestión de cuatro minutos.
Revisé mis redes sociales sin problemas, desde las historias de Instagram hasta un par de transmisiones en vivo en Facebook, además de, por supuesto, leer algunas notas que me llegaban con las alertas.
Todo funcionaba perfecto, así que decidí subir la prueba a juegos que requieren conexión para ser reproducidos: la elección obvia fue Super Mario Run. Como sospeché, no hubo fallos.
¿Qué está padre?
Los usuarios por fin dejaremos de sentirnos aislados en las profundidades de la línea naranja y, personas como yo, podremos atender asuntos laborales o bien echar el chisme en caso de que el tren no avance.
A pesar que los registros de velocidad fueron muy variados en apps como FAST, Meteor y Speed-check Pro, la conexión es estable y bastante rápida. Sólo una vez perdí la señal, pero mi celular la recuperó por si solo en cuestión de segundos.
¿Qué no está padre?
Que cada vez que te quieras conectar, debes proporcionar nuevamente tus datos, porque por el momento parece que no hay un almacenamiento de ellos para acceder rápidamente.
Otra cosa que tampoco me convenció es que la señal únicamente cubre los andenes, dejando incomunicadas las escaleras kilométricas que caracterizan al trayecto que va de El Rosario a Barranca del muerto.
Finalmente, está el lado de la seguridad. Es difícil sacar el celular en el Metro sin la paranoia de que los amantes de lo ajeno nos escogerán como protagonistas de su próximo acto.
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