frases que estimulan

“Hazlo lo mejor que puedas, y no te olvides de ser feliz”. La cita del psiquiatra Christophe André es un ejemplo clásico de mantra, frase que se repite en la meditación o cuando las cosas no marchan como uno espera. Desde los de andar por casa, como el de André, hasta los cinematográficos como ese “nadie es perfecto”, de Con faldas y a lo loco o los musicales I will survive de Gloria Gaynor y A quién le importa de Alaska y Dinarama. También los hay literarios, como el del nipón Haruki Murakami, que se anima a sí mismo cuando corre con este mensaje: “No soy un humano. Soy una máquina. Y, como tal, no tengo que sentir nada. Simplemente, avanzo”.

El mantra suele ser breve, como mucho de un minuto. Aunque algunas veces puede superar las seis sílabas del archiconocido de origen budista “la joya en el loto”. Hay quien atribuye a esos mensajes rápidos una especie de poder terapéutico. “No se trata de una frase que se pronuncie para que se cumplan los deseos, sino con la que se rompe una inercia. Si estamos en un momento crítico, se suele desencadenar un torrente de pensamientos negativos, y entonces el mantra puede ser la forma de enviarse un buen deseo a sí mismo”, explica Imma Juan, directora creativa de Intimind, una aplicación de meditación en español.

“Es un ejercicio transformador y reconfortante que puede cambiar el futuro de forma indirecta, porque no se entra en él ni con expectativas ni con el estrés de punta”, añade.

¿Y cómo ha de ser el mantra perfecto? “Cada uno debe hacerse el suyo para momentos difíciles con frases y palabras que impliquen tres cosas. Uno, comprensión hacia el momento: ‘Este es un momento difícil’, ‘Ahora mismo estoy angustiado’; dos, ánimo para actuar: ‘Contesta, habla, hazlo lo mejor que puedas’; tres, enviarte un buen deseo: ‘Que pueda tratarme bien’, ‘Que me comprenda a mí mismo o a mí misma”, señala Imma Juan. (EPS)

Algunos ejemplos

- “No hagas nunca viajes innecesarios; si no tienes que andar deprisa, anda despacio; si no tienes que caminar, quédate quieta”, Laura (39 años, camarera).

- “En vista de lo cual, lo más seguro es que quién sabe...’. Me dio la idea un familiar hace muchos años”, Carlota (52 años, psicóloga).

- “Como nube vinimos, como viento nos vamos’, ante los problemas de difícil solución. ‘Hasta la cima, cuántos tropiezos, cuántas caídas’, ante errores y fatigas. ‘¿Cuánto preciso ser, para dejar de ser?’, ante la necesidad de desprendimiento”, Anna Duart (poetisa).

- “Nunca podré estar muy bien si no estoy en algún momento muy mal. Necesito una referencia para saber cuándo la vida es buena y esa solo viene dada por momentos terribles”, Mónica Lalanda (médico e ilustradora).

- “Ahora es cuando no te puedes parar’. Lo uso cuando estoy cansada y tengo que terminar algo. También tengo un mantra almodovariano: ‘Nena, tú vales mucho’, que a veces escribo en un post-it y lo pego en el espejo”, Yolanda (53 años, catedrática de Derecho).

- “Si no puedes correr, trota; si no puedes trotar, camina; si no puedes caminar, coge un bastón y ayúdate, pero nunca te pares’. Es una frase atribuida a Santa Teresa de Jesús. Aunque hay que saber cuando cambiar de ritmo y buscar el apoyo adecuado”, Àlex Pérez, (50 años, nutricionista).

- “Comparado con esto...’. Lo uso mientras pienso en imágenes de galaxias y estrellas remotas, en especial una que se llama Deep Space Field. Tengo otros, como ‘Vivo el presente, instantáneo y eterno, en el filo del no pasado y el no futuro’, mientras visualizo un estanque limpio y en calma; ‘El dolor es menor si lo consideras solo una experiencia sensitiva ajena a tu mente’; y ‘Serenidad’, como cuando nuestras madres decían paciencia o resignación”, Antonio León (57 años, economista).

- “Per ardua ad astra’ (‘Por el esfuerzo, a las estrellas’), por las dificultades, o la adversidad, al triunfo. Es el lema de la Royal Air Force británica”, Jacinto Antón 

(60 años, periodista).