Las claves psicológicas del trabajo en equipo
Estas son algunas de ellas aplicadas a los equipos de trabajo del mundo empresarial
Saber trabajar en equipo es una capacidad cada vez más demandada en el mercado laboral, donde muchas veces es necesario el desempeño multidisciplinar de profesionales especializados en diversas áreas. Sin embargo, lograrlo no es simplemente un proceso individual: es posible intervenir en el grupo para potenciar el rendimiento laboral de todo el equipo “desde fuera”, o más bien, poniendo en el foco al conjunto de las personas como una unidad.
Así pues, aquí veremos algunas de las claves psicológicas del trabajo en equipo más usadas en el contexto de las organizaciones.
¿Cuáles son las principales claves psicológicas sobre el trabajo en equipo?
Estas son las claves psicológicas del trabajo en equipo que hay que incorporar tanto a nivel individual como colectivo para rendir con eficiencia.
1. CREAR CANALES DE INFORMACIÓN
La canalización de la información es esencial para el correcto funcionamiento de cualquier equipo de trabajo, y su importancia es mayor cuanto más grande sea su número de participantes en el proyecto común. No hay que esperar a que los canales comunicativos surjan de manera espontánea, hay que diseñarlos de antemano, ya que de otro modo tan solo existirá la comunicación informal, que es la que se basa solo en afinidades personales y no en la visión general del equipo.
Muchos proyectos colectivos fracasan debido a una mala organización en la información, a causa de asumir que los datos importantes llegan a su destino espontáneamente; por eso resulta de gran importancia establecer canales de flujo de información estratégica claros y concisos.
2. ESTRATEGIAS DE MOTIVACIÓN
La motivación es otro de los elementos esenciales que contribuyen a lograr el éxito en los trabajos de equipo y esta puede lograrse de muchas formas tanto a nivel general entre todos los miembros de la organización como a nivel individual. Es fundamental tener siempre presente que el pago por las horas de trabajo, aunque es uno de los principales pilares motivacionales, está lejos de ser el único.
Así, se puede utilizar el ejemplo de los demás como estrategia de motivación para lograr mejorar el propio rendimiento: ver el progreso que realizan los compañeros ayuda a dar “un empujón” a todo el grupo en general.
3. OBJETIVOS COMUNES E INDIVIDUALES
Para lograr una mayor implicación en un equipo de trabajo es recomendable que parte de las metas u objetivos finales sean comunes a todos los miembros del mismo, y otra parte sean de carácter individual.
De este modo se logra una doble motivación por parte de cada miembro, que tiene una meta colectiva compartida con todos sus compañeros, y a su vez cuenta con una motivación personal para lograr un objetivo que le compete solamente a él.
4. SABER DELEGAR
En cualquier organización jerarquizada es esencial saber delegar de manera eficiente para asegurar el correcto funcionamiento de la misma y no sobrecargar de trabajo a ninguno de los miembros.
Esta capacidad de delegación es especialmente importante para los líderes y cargos intermedios del equipo, ya que son los encargados de mantener una correcta organización y suelen ser los que deben llevar a cabo más tareas de manera simultánea a lo largo del día.
5. GESTIÓN DEL TIEMPO
Una correcta gestión del tiempo es otra de las características que definen un trabajo en equipo eficiente, ya que más horas de trabajo no siempre es sinónimo de una mayor producción.
Pero esto no es solo un proceso individual (aunque está claro que cada miembro del equipo debe intentar optimizar su uso de las horas de trabajo); también hay que detectar problemas de workflow para evitar embotellamientos y periodos de espera innecesaria en general (que pueden estar causados por un mal reparto de las tareas). Recordemos que el simple hecho de asignar muchos trabajos a muchos trabajadores no hace que el conjunto de ese reparto tenga sentido.
Para lograr el éxito durante el trabajo en el menor tiempo posible es esencial contar con expertos en gestión del tiempo y productividad, ya que, como afirma la Ley de Parkinson, “el trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible”.
6. INCENTIVOS CLAROS
Algunos incentivos, como los procesos de promoción y ascenso, son esenciales en cualquier equipo de trabajo, y habitualmente actúan también como mecanismos de motivación para cada uno de los miembros de la organización.
Estos procesos de promoción deben ser claros y transparentes para motivar y no ser istos como herramientas de trato injusto, algo que también favorece la orientación y la búsqueda de objetivos profesionales de cada trabajador.
7. EFECTIVIDAD EN LAS REUNIONES
Las reuniones son uno de los elementos clásicos del trabajo en equipo; sin embargo en muchas ocasiones acaban siendo poco productivas, ineficientes y del todo innecesarias, ya que a veces son usadas como “fetiche” como si su simple existencia fuese algo bueno.
La celebración de reuniones de trabajo debe ir siempre ligada a un propósito u objetivo específico y no es recomendable alargarlas demasiado sin un propósito concreto.
8. TENER EN CUENTA LO EMOCIONAL
Cualquier organización que se precie tiene en cuenta la vertiente emocional de los miembros del equipo, algo que resulta muy útil para lograr un resultado positivo al finalizar el trabajo.
Inspirar y reconocer las necesidades emocionales de cada trabajador redunda positivamente en su estado emocional, físico y laboral. A fin de cuentas, un equipo no puede ser gestionado tal y como gestionaríamos una máquina compuesta por engranajes: para lobueno y para lo malo, las emociones no pueden ser desligadas de la toma de decisiones por parte de los trabajadores.
9. DIVERSIFICACIÓN DEL TRABAJO
En cualquier trabajo en equipo hay personas con diferentes áreas de expecialización y con trayectorias de formación distinta, y esto debería quedar plasmado en el reparto de tareas. Es por eso que estas deben asignarse en función de las aptitudes y capacidades de cada miembro.
Además, es muy importante que cada persona tenga muy claro dónde empieza y dónde termina su ámbito de intervención, para que en caso de detectarse problemas o una falta de eficiencia, las personas involucradas sepan rápidamente que tienen que tomar la iniciativa para corregir la situación sin esperar instrucciones dadas “desde arriba”.
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