¡Misterio resuelto!

Como casi todo el mundo sabe, el iPhone es la combinación de tres productos: un revolucionario teléfono móvil, un iPod todo pantalla con controles táctiles, y un moderno dispositivo de comunicación por internet con todo tipo de funciones a la altura de computadora, con navegación y mapas, todo esto integrado en un pequeño y ligero dispositivo de mano. Tiene una interfaz totalmente moderna basada en una pantalla táctil “multitouch” y es pionero en la era de potencia y sofistificación del software.

Pero eso son sólo características. Las personas lo miran, todos hablan de él y casi todos quieren tenerlo. Y quizás se haya preguntado por qué tanto alboroto con ese smartphone que causa tanta sensación, inmensas colas el día de su estreno y una enorme y cada más grande lista de fieles seguidores.

¿Tú también quieres tener uno? ¿Prefieres otro distinto? Bueno, a juzgar por su altísimo costo, no todas las personas pueden permitirse tener un iPhone, pero aún así, nunca está mal probarlo.

Bueno, a estas alturas, no hace falta decir que el iPhone es una revolución, no sólo tecnológica, sino también cultural, ya que el concepto de tener prácticamente todo a tu alcance es una “necesidad” para muchas personas, tanto empresarios, científicos, artistas, hombres de estado y demás.

Fue creado con el objetivo de convertirse en un “todo en uno”, no sólo ser teléfono móvil, sino tener internet, correo electrónico, música, vídeos, y todas las herramientas que necesites.

En cuanto al diseño, es pequeño, rectangular y sin un peso que signifique una seria molestia en el bolso o la cartera, ni que desentone en tu conjunto favorito o asiento del auto. Los desarrolladores de Apple pensaron hasta en el más mínimo detalle y eliminaron los clásicos botones para potenciar la pantalla táctil.

Es verdad que el iPhone no fue el pionero en lucir pantalla táctil, pero fue el mejor. Llevando su resolución de pantalla a unos límites increíbles, utilizar su pantalla como iBook, marcar un número o agrandar una imagen, es simplemente una experiencia fantástica. Además, de momento, no supera ningún otro celular la calidad de las imágenes de un iPhone. Todas esas características son, en conjunto, lo que lo hace tan atractivo y que todo el mundo quiera tenerlo, lo último en tecnología.

Además, el atributo físico más atractivo de un iPhone es la elegancia que tiene. Cuando fue lanzado el iPhone 6 por primera vez, cosechó numerosas críticas por las líneas de plástico que se pueden ver al otro lado del teléfono. La superficie lisa y elegante se había ido, y muchos se preguntaron si Steve Jobs hubiera querido algo así. ¿Pero alguna vez se ha preguntado qué son esas líneas de plástico?

¡Pues resulta que son antenas! En los modelos m�s antiguos, la compañía decidió ocultarlas en su interior. Pero el cuerpo metálico del iPhone 6 significaba que las ondas de radio no serían capaces de salir a través del teléfono, por lo tanto, tuvieron que colocar líneas de plástico, al menos, por el momento, quién sabe lo que harán en los siguientes modelos.Algunas personas también piensan que esas líneas de plástico son también el resultado de algunas quejas recibidas de clientes, mencionando que la señal del teléfono era muy débil en algunos modelos anteriores. Y, de momento, este ha sido el intento de la compañía en la ampliación de la longitud de la antena.

Si usted también es una de esas personas preocupadas por la delicadeza de este modelo, ahora puede calmar sus nervios. iPhone 7 está tratando de manejar este problema al tratar de sustituir las antenas con un metal que permita que las ondas de radio se emitan correctamente mientras se conserve la resistencia del metal.

¡Otro misterio resuelto! ¡De nada! Solamente tenemos que decirle que si usted es una de esas personas que ha adquirido el último modelo a la venta de iPhone y no está muy contento con ese pequeño “desliz” que ha tenido la compañía debido a su altísimo precio, tendrá que esperar a que salga el nuevo modelo el año que viene, o aguantar con el actual modelo. Al fin y al cabo, tampoco es para tanto, ¿no?